Sorpresa e indignación. Son las sensaciones que ayer experimentó el alcalde de Castelló, Òscar Noguera, tras conocer la intención del Ayuntamiento de Castelló de la Plana de impugnar el nuevo topónimo de su localidad, aprobado el viernes por el Consell. «Hay cosas que son difíciles de entender», indicó, mientras recordaba que la capital de la Plana normalizó hace apenas un año su nombre «y nunca dijeron que querían perder el ´apellido´ de la Plana».

El munícipe señaló que uno de los documentos que conforman el expediente tramitado para cambiar el nombre es el certificado del registro de Administraciones Locales del ministerio que confirma que no había en España ningún otro pueblo con la denominación Castelló a secas, lo que ha permitido al municipio de la Ribera adoptarla como propia.

Con todo, Noguera señaló que la aprobación del topónimo se produce por un acuerdo del Consell y que, por tanto, a éste le corresponde defenderlo. «Primero deberá pronunciarse el Consell y luego ya veremos si hay un contencioso si nos personamos o qué hacemos», comentó el alcalde (Compromís), mientra incidía en que «cada uno tendrá que ser consecuente con las decisiones que ha tomado». Noguera reveló que había seguido con atención el proceso de valencianización del topónimo de la capital de la Plana y que cuando se aprobó la forma Castelló de la Plana respiró más tranquilo. «Si hubieran querido que fuera solo Castelló lo hubieran pedido, no entiendo como pidieron que fuera Castelló de la Plana y ahora dicen que hay dos pueblos con el mismo nombre», incidió.

Como ayer informó Levante-EMV, la alcaldesa de Castelló de la Plana, Amparo Marco, ha anunciado que impugnará el topónimo que valencianiza la forma Villanueva de Castellón como Castelló al considerar que ya existe ese nombre y que, en su caso, se trata de una capital. «Dos ciudades no podemos tener el mismo nombre», señaló. Òscar Noguera comentó que a él no le molesta que en la Plana puedan utilizar de forma coloquial Castelló, como ya se hacía en su municipio y posiblemente, dijo, también sucederá en Castelló de Rugat, pero defendió que la forma oficial es Castelló de la Plana.

«Cuando en 2018 iniciaron el expediente, el PSOE pidió Castelló de la Plana mientras el PP, que ahora ha instado a que defiendan la denominación, decía que no renunciaba a la forma Castellón», relató Noguera, mientras se mostraba molesto al no comprender esta actitud e indignado «porque han tenido seis meses en los que se han podido poner en contacto con nostoros y no han dicho nada». El cambio del topónimo de Villanueva de Castellón abre así un nuevo frente de polémica, en esta ocasión fuera del pueblo, tras un proceso iniciado el pasado noviembre y que, pese a la falta de consenso, se ha desarrollado sin crispación. Nada que ver con lo sucedido a mediados de los noventa cuando el Consell que presidía Joan Lerma aprobó la forma Castelló de la Ribera.

La derecha local impulsó una plataforma que defendía la denominación Vilanova de Castelló. El cambio de Gobierno en la Generalitat con la entrada del PP y Eduardo Zaplana propició que el topónimo entonces oficial se anulara al retirarse la Generalitat del recurso interpuesto contra el acuerdo de aprobación -allanamiento en la terminología jurídica- que propició la recuperación de Villanueva de Castellón, vigente hasta esta semana.

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