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Un legado que perdura tras sobrevivir a Mauthausen

Joaquín Olaso y Dolores García, que fue secretaria personal de Neruda, combatieron al franquismo en España y en el extranjero

Un legado que perdura tras sobrevivir a Mauthausen | LEVANTE-EMV

La puerta de su casa, la de Joaquín Olaso Piera, en Carcaixent, siempre estuvo abierta. A la espera de su regreso, que nunca se produjo. Su madre, que atesoraba todas las esperanzas que solo una madre reúne cuando está lejos su hijo, nunca quiso cerrarla al considerar que su vástago se encontraba por el mundo sin un hogar y esperaba que su acto simbólico le retornase a él y encontrara puertas abiertas allá donde estuviese. Olaso salió pronto de Carcaixent y vivió la guerra de los años 30 por tierras catalanas, saliendo al exilio francés y llegando a Mauthausen tras el avance nazi.

Un legado que perdura tras sobrevivir a Mauthausen |

Muchos años después, la sobrina del que se conociese popularmente como el «Ojo de Moscú», Milagro Mongort Piera, sigue teniendo simbólicamente la puerta abierta a todo aquel o aquella que frecuenta Carcaixent con el objetivo de dar a conocer la historia de su tío y de la que ella consideró siempre su tía, Dolores García Etxebarrieta, a pesar de que nunca formalizaron su matrimonio. Se conocieron de jóvenes, vivieron pegados y murieron juntos en 1954.

Milagro es la heredera más directa con la que cuenta Joaquín Olaso en la actualidad y fue ella, junto a su hijo, quien recogió el plato cerámico con el que la Generalitat Valenciana recordó en Castelló recientemente a los deportados de la Ribera que pasaron (y mayormente murieron) en los campos de exterminio nazis. Un acto necesario de duelo colectivo para reconocer el papel clave de los deportados en la defensa de la democracia europea.

Milagro Mongort se ha convertido, con el paso de los años, en una fundación de conocimiento sobre la historia de su tío, quien fuese clave en la formación de las entidades comunistas en todo el territorio de habla catalana y espía al servicio de la Unión Soviética hasta acabar en el campo de refugiados de Mauthausen, donde pudo coincidir con su pareja, algo insólito hasta el momento, dado que las mujeres eran desplazadas a Ravensbrück. Mongort abre siempre la puerta a todo aquel que cuenta con intención de dar a conocer la historia tanto de Olaso como de García. Siempre con una sonrisa, siempre amable y acogedora. Recibe en casa y trata al investigador como si estuviese en un espacio público, ofreciéndole toda la documentación escrita en forma de cartas que se intercambiaron entre la familia y aquella pareja de idealistas que murió asfixiada en un escape de gas en su casa de París. Recordar, para ella, es homenajear. Recordar, como etimológicamente se define, es volver a pasar por el corazón.

Visita en París

El comportamiento de Milagro ha sido clave para que hoy Joaquín Olaso y Dolores García sean reconocidos y cuenten con una de las historias más apasionantes por lo que hace a los ribereños que pasaron por los campos de exterminio nazis, siendo registrado su papel clave en la política valenciana de los años 30. Sin ir más lejos, Dolores García llegó a ser secretaria personal de Pablo Neruda y participó en la salida de los republicanos de Francia hacia tierras americanas en la embarcación Winnipeg.

Milagro cuenta con el conocimiento de la constancia y la insistencia y el beneficio de aquellas personas que nunca decaen porque actúan por amor. Por amor a aquel tío y a aquella tía que solo pudo conocer entrada la década de 1950, cuando después de la salida de Mauthausen pudo visitarlos en París, donde vivían por no poder volver a España debido al régimen dictatorial de Franco. Los visitó y los disfrutó durante unos días para después seguir intercambiando misivas en las que ella, pese a su juventud, contaba con un gran protagonismo.

Tras salir del infierno, escribieron a la familia en 1945 y se referían a su sobrina: «Milagrines estará hecha una mujercita. Como ya debe saber escribir los tíos esperan de ella una carta muy larga contándonos muchas cosas, de las que tiene hechas y de las que piensa hacer. Dinos, Milagrines, cuanto mides, pues recordarás que tu tía Lola es una buena moza de 1m53 de alto y bien podrías parecerte a ella. Mándanos una fotografía de las más recientes».

Todo se truncó aquel febrero de 1954 cuando murieron asfixiados en su casa en extrañas circunstancias. Sin embargo, su legado sigue vivo y el excedente utópico de su lucha sirve a las nuevas generaciones gracias a la bondad y el amor de su sobrina.  

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