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Reemplaza en Turís naranjos por algarrobos: "Antes me pagaban a 0,18 el kilo y ahora a 2,37 euros"

«No representa mucho trabajo para el agricultor ya que solo necesita un poco de agua»

Ramón López, agricultor y vecino de Turís, en un campo con algarrobos. | RAFA PUCHADES

La algarroba fue uno de los alimentos más consumidos durante la Guerra Civil para hacer frente al hambre y la desnutrición en aquellos años de penuria. Sin embargo, actualmente, se ha convertido en un producto muy codiciado por los múltiples beneficios que aporta al organismo, el alto valor energético, la abundancia en fibra soluble o la presencia de vitaminas, entre otros. Además, se utiliza en el sector de la cosmética. La demanda derivada de estos usos ha disparado el precio que recibe el agricultor muy por encima de lo que se paga por la naranja y algunos productores han encontrado en este cultivo una alternativa a los cítricos.

Ramón López lo tiene claro. Este vecino de Turís ha arrancado seis hanegadas de naranjos para plantar algarrobos. El motivo es evidente. Frente a las escasas ganancias de la naranja, el algarrobo le aporta beneficios económicos. Detalla que puede llegar a cobrar hasta 2,37 euros el kilo cuando por las navelinas apenas percibía 0,18 €. «No se pueden mantener frutos que cuestan mucho dinero, pero generan pocas ganancias como es el caso de la naranja. La algarroba, ahora, vale dinero y está bien pagada», explica en declaraciones a Levante-EMV.

Este turisano apasionado de la agricultura tiene un hijo y una hija, pero ninguno prevé seguir la tradición agrícola de su padre. «Ellos no quieren dedicarse a este sector, por lo que seré yo quien me haga cargo de los campos hasta que el cuerpo aguante», reconoce. En este sentido, añade que cultivar frutos conlleva mucho trabajo, pero, por el contrario, el algarrobo no supone tanto coste. Indica: «Es barato a la hora de cultivarlo, ya que solo necesita un poco de agua, por lo que si llueve un poco en invierno no es necesario ni regarlos, ya que son árboles de secano. Esto también nos beneficia porque no debemos utilizar tanta agua y, por lo tanto, no genera tantos costes, sobre todo, ahora con la subida de la luz». Por el contrario, como indica Ramón López, «la falta de lluvias o el exceso, sí que comporta graves problemas a la hora de cultivar naranjos». Además, el algarrobo soporta bien las elevadas temperaturas que se registran en la comarca durante los meses de verano y que se han visto acrecentadas durante estas últimas semanas. «El algarrobo no supone un trabajo para el agricultor, no tiene ningún gasto y solo necesita agua», reitera el vecino de Turís, quien añade que este tipo de árbol tampoco necesita el uso de plaguicidas. «Se puede utilizar para hacer frente al piojo o la araña, pero no es necesario, ya que no se ven atacados por las plagas. Yo no los uso en mis campos», afirma.

Una cosecha sin destrío

Ramón inició esta transformación hace dos años. Ahora cuenta con 35 hanegadas de algarrobos. «Estos árboles no se crían en cuatro días, ya que empiezan a producir a los cuatro años, pero son una buena opción si el precio se mantiene como está ocurriendo hasta ahora», reivindica el agricultor de Turís. En su caso, el cambio de la naranja a la algarroba ha beneficiado a su bolsillo de manera considerable. «Me pagaban a 18,5 céntimos el kilo de navelinas, mientras que, a final de campaña, puedo obtener hasta 2,37 euros por el kilo de algarrobas, por lo que se pone de manifiesto que la naranja no genera beneficios», reivindica. Además, en sus palabras, «todas las algarrobas que se recogen son buenas, pero las naranjas se tienen que clasificar a la hora de llevar a cabo la elección y muchas se desechan».

La Ribera cuenta con 1.645 hectáreas dedicadas al cultivo del algarrobo, según los datos del Informe del Sector Agrario Valenciano correspondiente a 2021.

Desde 1980, Ramón se dedica a la agricultura. «Mi mujer tenía unos campos. Cuando nos casamos, decidí empezar en este mundo», recuerda. Sin embargo, reconoce que ha habido un cambio y la situación actual en el sector es insostenible. Por eso, «los agricultores buscan alternativas para obtener alguna ganancia y, de esta manera, optan por otros frutos más viables». «Si la situación no cambia, los agricultores no soportaremos mucho tiempo más», advierte.

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