Una labor de extinción «magistral» en la Murta y la Casella

El ingeniero forestal Ferran Dalmau, instructor contra incendios forestales, destaca la buena «lectura» que permitió contener el fuego de la Casella y minimizar daños en la Murta y el trabajo de los efectivos por tierra

Bomberos y brigadas forestales combaten por tierra el incendio en la madrugada del sábado.

Bomberos y brigadas forestales combaten por tierra el incendio en la madrugada del sábado. / Levante-EMV

«Si me preguntan en los primeros momentos del incendio de la Casella hubiera contestado que estábamos ante el segundo gran incendio forestal de la temporada en València. Hubo mucho suerte, pero también mucha profesionalidad. Las tareas de dirección de la extinción fueron magistrales. Demostraron una capacidad, estrategia y táctica magistral, porque era un incendio difícil, en un día difícil y lo han dejado en 40 hectáreas».

El ingeniero forestal Ferran Dalmau conoce bien las montañas de Alzira. Especialista en la gestión de emergencias e instructor de operaciones contra incendios forestales en la Escuela Nacional de Protección Civil, defiende que el viernes de la semana pasada se realizó una «muy buena lectura» del incendio, reconoce el trabajo de los medios aéreos para evitar que se propagara a la Murta, pero reivindica el labor de los bomberos, brigadas forestales y voluntarios que «se dejaron la piel», incluso por la noche, para atacar por tierra el fuego en zonas de muy difícil acceso. «Los medios aéreos no apagan, ayudan a sostener un incendio forestal, pero si no hay personal en tierra, son ineficientes», relata.

"El fuego sube muy bien, pero baja mal"

El incendio declarado a primera hora de la tarde junto a la carretera de la Casella tuvo dos fases muy claras que, según explica Dalmau, tienen una explicación técnica. Arrancó con gran virulencia y en muy poco tiempo recorrió toda la ladera de la montaña hasta llegar a la cresta que separa los valles de la Casella y la Murta, donde los numerosos medios aéreos movilizados permitieron contener las llamas. Dalmau destaca que con menos de 20 hectáreas arrasadas ya había formado el pirocúmulo o nube de humo cuando antes se suelen necesitar superficies mucho más extensas, «lo que habla de la energía que había disponible para que el incendio se hiciera grande».

«Al principio pensaba que estábamos ante el segundo gran incendio forestal de la temporada en València»

El ingeniero forestal de Carcaixent relata que, en su inicio, según el método de predicción de Campbell, que se basa en tres factores de propagación del fuego -orientación, viento y pendiente-, el incendio reunía todos los requisitos, lo que propició que «el fuego volara», mientras que al llegar a la cresta se rompió esta alineación de factores al perder la exposición de vertiente y el impulso del viento de poniente, que esa tarde alcanzó rachas de hasta 40 km/h, ya que el cambio de vertiente limitaba su efecto. «El fuego sube muy bien, pero baja muy mal», apunta Dalmau, mientras añade que pasaba de una zona de solana más seca en la Casella, a la umbría de la Murta, «que tiene mucha más humedad», lo que contribuye a reducir la propagación. «Cuando el fuego pierde alineación es una oportunidad porque va a cambiar de comportamiento, saber leerlo es una herramienta fundamental para la gente que se dedica a la dirección de equipos de extinción, de ahí la importancia de la unidad técnica de la Generalitat de Análisis de Incendios Forestales», explica.

Más humedad en la umbría

En la cresta de la montaña contuvieron los medios aéreos el fuego hasta que la falta de luz les obligó a retirarse y allí siguieron trabajando bomberos y brigadas forestales al caer la noche para frenar un fuego que poco a poco se adentraba en el valle de la Murta. «La humedad de la zona de umbría explica que los medios aéreos fueran más efectivos que en la solana. Por otra parte, por la noche se recupera la humedad del combustible y ese aumento de la humedad permitió trabajar en mejores condiciones», explica Dalmau.

El ingeniero forestal también alude al hecho de que no hubiera en ese momento ningún otro incendio próximo, lo que permitió concentrar en Alzira todos los recursos disponibles -el Centro de Emergencias enumeró hasta once medios aéreos, ocho de la Generalitat, el helicóptero del Consorcio de Bomberos y dos aviones Foca del Ministerio para la Transición Ecológica – y apela a la necesidad de extremar las precauciones por parte de todos «porque un descuido como tirar un cigarro o una barbacoa con los amigos puede ser causa de un incendio forestal. La falta de ‘trellat’ puede provocar un incendio. Es importante trabajar en la prevención, pero también en la reducción de igniciones», señala.

Suscríbete para seguir leyendo