Los expertos restan valor a la cadena de seísmos que registra la Ribera

La sucesión de pequeños terremotos detectados en el litoral de la comarca son normales y no aportan riesgo

Ni siquiera son perceptibles para los ciudadanos

«Temblores de este tipo se producen todos los días en España y no se notan», asegura una sismóloga

Se ha registrado un crecimiento «notable» de la actividad sísmica al ser más detectable por la tecnología

En azul, las líneas que muestran las placas tectónicas y los puntos amarillos de los seismos.

En azul, las líneas que muestran las placas tectónicas y los puntos amarillos de los seismos. / Levante-EMV

La costa de Sueca se ha convertido en la zona de mayor sismicidad de la provincia de Valencia en los que llevamos de año ya que se han registrado hasta ahora once temblores. El último se produjo el pasado lunes. Fue un pequeño seísmo de 1,9 grados de magnitud, según concretó el Instituto Geográfico Nacional. Esa sucesión de pequeños terremotos, que son imperceptibles para los ciudadanos por su leve sacudida, apenas tiene relevancia para los expertos, que los consideran normales. No hay ningún motivo para la alarma. La causa son los movimientos que provoca el desplazamiento de la placa tectónica que se encuentra en ese punto.

Una experta de la Red Sísmica Nacional destacó ayer que terremotos como los que se detectan de vez en cuando en el interior o en el litoral de la comarca son muy comunes en España. «De ese tipo se registran muchos todos los días». Los especialistas apenas les dan importancia porque la magnitud suele ser escasa. «Si se producen en el mar, la población ni los nota; no tienen más trascendencia», defiende la especialista, que atribuye la frecuencia a un crecimiento «notable» de la actividad sísmica, pero, principalmente, a la instalación de nuevos sismógrafos en la zona, que han disparado los registros», según aclaró el año pasado el sismólogo Carlos González, integrante del Instituto Geográfico Nacional.

En el interior de la comarca también se detectan temblores. Catadau sufrió el año pasado dos terremotos en un intervalo de apenas 16 minutos. Es un hecho aislado pero que refleja una tendencia detectada por el Instituto Geográfico Nacional (IGN): un aumento de la actividad sísmica en la zona central de la provincia de València, aquella que se encuentra sobre las fallas «consideradas inactivas », ubicadas en las profundidades de Xàtiva y en el los alrededores de El Perelló.

Diferentes grados de riesgo

El Plan Especial de Riesgo Sísmico de la Comunitat Valenciana asigna a los pueblos de la Ribera niveles que oscilan desde el umbral que obliga a redactar un plan preventivo municipal, que corresponde a un terremoto «dañino» en el que la mayoría de las personas se asusta con el temblor e intenta correr fuera de los edificios, al grado 8,5 se que se ubica entre un terremoto gravemente dañino y uno destructor. En todos los casos, en base a los estudios de probabilidad, el mapa señala el riesgo de sufrir un seísmo cada 500 años. La escala define una docena de niveles, desde el grado uno, en el que la población no percibe el temblor y éste no genera ningún daño, al grado doce, que se asigna a aquellos sismos «devastadores».

Los municipios con riesgo de sufrir un sismo de intensidad moderada se localizan en el norte de la comarca. Se trata de Real, Montserrat y Turís. En el extremo contrario, las localidades que a juicio de los técnicos puden sufrir un terremoto más grave se sitúan de forma mayoritaria a las que conforman el valle de Càrcer. En este caso, Alcàntera, Antella, Beneixida, Càrcer, Cotes y Gavarda y, ya fuera de la Vall Farta, el plan especial de ámbito autonómico asigna también el mismo grado 8,5 a Alberic, Sant Joanet y Castelló.

Menor vulnerabilidad

Una decena de localidades, entre las que se encuentra Benifaió, presentan un nivel 7,5. La relación también incluye Alginet, Benicull, Catadau, l’Énova, Llombai, Manuel, Montroi, Senyera y Sumacaràcer, mientras que el grueso de la comarca y las ciudades más pobladas y casi la totalidad de los pueblos de la Ribera Baixa, tienen asignado un nivel ocho de la Escala Macrosísmica EMS. La relación la conforman Albalat, l’Alcúdia, Alfarp, Algemesí, Almussafes, Alzira, Benimodo, Benimuslem, Carcaixent, Carlet, Corbera, Cullera, Favara, Fortaleny, Guadassuar, Llaurí, Massalavés, la Pobla Llarga, Polinyà, Raferguaraf, Riola, Sellent, Sollana, Sueca y Tous.

La peligrosidad sísmica depende en gran medida de la localización geográfica mientras que la vulnerabilidad y las posibles pérdidas humanas y materiales dependen de las características constructivas de la zona, entre otros factores.