Los ayuntamientos de la Ribera reducen un 68% su deuda en la última década

Los 47 municipios acumulaban en sus cuentas un pasivo de 165,5 millones en 2013, mientras que al cierre del ejercicio 2022 la cuantía superaba ligeramente los 50

Hasta veintisiete consistorios han saneado su hacienda por completo

El Ayuntamiento de Alzira ha reducido más de diez millones su deuda desde 2015.

El Ayuntamiento de Alzira ha reducido más de diez millones su deuda desde 2015. / Agustí Perales Iborra

Rubén Sebastián

Rubén Sebastián

Los ayuntamientos de la Ribera ha destinado, durante la última década, buena parte de sus ingresos a pagar las deudas que acumulaban. Entre 2013 y 2022, los consistorios han reducido alrededor de un 70 % sus obligaciones financieras. Tanto es así que, según los datos recopilados por el Institut Valencià d’Estadística, 27 de las 47 administraciones locales de la comarca tenían unas cuentas totalmente saneadas.

En el año 2013, casi todos los ayuntamientos de la Ribera debían dinero a entidades de crédito. Únicamente cuatro consistorios (Albalat, Benicull, Massalavés y Fortaleny) podían presumir de lo contrario. Si se suma el pasivo de cada municipio, el total ascendía a 165,5 millones de euros. Uno de cada cuatro euros que se debían correspondían al Ayuntamiento de Cullera, el más endeudado de la comarca en aquel momento con cerca de 40 millones. Un valor similar a su presupuesto para el próximo año. 

Una década después, la cifra se ha reducido un 68,3 % hasta alcanzar los 52,3 millones. Más de cien millones recaudados mediante impuestos ciudadanos se han destinado, en los últimos diez años, a amortizar el capital y los intereses de los préstamos solicitados por los ayuntamientos para afrontar sus gastos.

Grandes ciudades

Cullera se mantiene como el municipio más endeudado, aunque ha protagonizado una reducción significativa. Al cierre del ejercicio 2022, ya había abonado 26 de los 39,9 millones que reflejaba su pasivo financiero. Y, lo que tiene más mérito, sin que haya repercutido en una merma de los servicios públicos. Por su parte, Alberic es, de entre las localidades que ha saldado por completo sus deudas, la que acumulaba un débito mayor en 2013, cercando a los cuatro millones y medio de euros.

El Ayuntamiento de Alzira alcanzó su pico de deuda en 2015, cuando casi todos los municipios de la Ribera practicaban ya ejercicios de contención de gasto. Superó por poco los 15 millones. El pasivo se ha reducido hasta los 2,9. También cerca de diez millones ha amortizado Carcaixent, al pasar de 14,9 a 4,7 entre 2013 y 2022. La disminución ha sido menor en Algemesí y Sueca. En el caso de la localidad de la Ribera Alta, los 11,2 millones que debía el consistorio en 2013 quedaron reducidos a 3,8 en 2022. La capital de la Ribera Baixa, por su parte, tenía una deuda de 9 millones hace una década mientras que al cierre del último ejercicio eran 4,3.

Sin adeudos

En plena tendencia a la baja, dos ayuntamientos de la comarca incrementaron sus deudas para hacer frente a imprevistos financieros entre 2021 y 2022. Uno de ellos es el de l’Alcúdia, cuyo pasivo ascendió de 2,9 a 4,2 millones en el año anterior, aunque todavía se encuentra por debajo de los 9,9 que alcanzó en 2013. El otro es el de Montserrat, cuyas cuentas reflejaban un débito de 3,1 millones en 2022 mientras que en 2021 el dato era de 2,7. En su caso, el aumento tampoco implica superar la cuantía de 2013 (6 millones).

A lo largo de la última década, marcada por una gestión municipal centrada en políticas más austeras y una gestión más eficiente de los recursos públicos, casi treinta ayuntamientos han logrado anotar un cero en la casilla de sus deudas económicas: Albalat, Alberic, Alfarb, Alginet, Antella, Benicull, Càrcer, Carlet, Castelló, Catadau, Corbera, Cotes, Favara, Fortaleny, Gavarda, Llombai, Manuel, Massalavés, Polinyà, Rafelguaraf, Real, Sant Joanet, Sellent, Senyera, Sollana, Sumacàrcer y Tous.

De entre todos los consistorios de la Ribera, el de Llaurí es el único que cerró el ejercicio 2022 con una deuda mayor de la que tenía pendiente de pago en el año 2013. Entonces eran 2,3 millones de euros y una década después la cantidad ascendía hasta los 3,1. La localidad había reducido su deuda durante en los ejercicios posteriores al 2013, aunque todavía paga las consecuencias de las políticas urbanísticas de décadas anteriores y que han supuesto varias sentencias contra los intereses del ayuntamiento. Su situación económica es una de las más delicadas entre los municipios de la comarca, ya que esta deuda representa una pesada carga para una población tan pequeña. El gobierno de la localidad se ha especializado en exprimir al máximo cada céntimo para mantener los servicios básicos y en atraer inversiones administraciones superiores con las que financiar grandes obras.

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