Reportaje

La gira colombiana que exportó música e importó divisas a Sumacàrcer

Siete aficionados se enrolaron en 1958 en la banda de un espectáculo cómico-taurino que durante cuatro meses acompañó al Bombero Torero y a Arévalo en las principales plazas con gran éxito

Los integrantes de la banda de música de Los Ases en una imagen tomada en Medellín en febrero de 1959.

Los integrantes de la banda de música de Los Ases en una imagen tomada en Medellín en febrero de 1959. / "El gran viaje"

La curiosidad que despertó la relectura de una minúscula agenda con el emblema de la Compañía Fosforera Colombiana que había permanecido durante décadas en el fondo de una vieja maleta, gracias al tiempo libre que ofreció el confinamiento impuesto por la pandemia, ha permitido redescubrir el sueño americano de seis vecinos de Sumacàrcer y uno de Sellent que, en el año 1959, se enrolaron en la banda cómico-taurina Los Ases para recorrer Colombia. 

El barco Antoniotto Usodimare con el que viajaron los músicos de Barcelona a Colombia en un trayecto de 17 días,

El barco Antoniotto Usodimare con el que viajaron los músicos de Barcelona a Colombia en un trayecto de 17 días, / "El gran viaje"

Diecisiete días de viaje en barco

La mayoría de ellos eran jornaleros y agricultores, también había algún albañil, pero a todos les unía la pasión por la música y compartían un espíritu alegre que animó no solo las plazas de toros de las principales ciudades de Colombia, que llenaron en cada actuación, sino también el barco que les trasladó de Barcelona a Buenaventura en un viaje que se prolongó durante 17 días y los clubes y locales de ocio que entre actuación y actuación requerían sus servicios para amenizar las veladas. 

Un libro que se apoya en un pequeño diario de un miembro del grupo reconstruye la aventura vivida

La agenda de Vicente Ramos que ha servido como base para reconstruir la historia.

La agenda de Vicente Ramos que ha servido como base para reconstruir la historia. / "El gran viaje"

Aquella aventura se prolongó cuatro meses y diez días. Salieron de casa el 3 de diciembre de 1958 y no regresaron hasta el 14 de abril del año siguiente. Fueron 16 actuaciones oficiales en las que generaron unos ingresos que, en una España que pasaba hambre, difícilmente hubieran soñado. Mil pesetas por espectáculo para cada uno cuando el jornal en el pueblo era de 35 pesetas. Regresaron con un tesoro que unos aprovecharon para casarse, otros para comprarse una casa o pagar deudas y con una experiencia inolvidable que les unió y que solo algunos de ellos repitieron unos años más tarde.

Vicente Ramos Serra, el músico que tocaba el bombo en el grupo, se encargó de detallar en esta especie de diario que abarca desde el 1 de enero al 8 de marzo -algo debió suceder para que de los últimos días apenas dejara algunos apuntes-, la actividad de cada jornada. Desde los ensayos o los conciertos a las salidas para comprar el periódico y confirmar el éxito del día anterior o los encuentros con valencianos exiliados que ejercieron de anfitriones, pasando por simpáticas anécdotas e incluso acontecimientos de relevancia que sucedieron ante sus ojos, como la revuelta de estudiantes por la subida del precio del transporte. 

Tres cartas de Vicente Ramos dirigidas a su esposa y los recuerdos rescatados de la memoria de uno de los integrantes del grupo, Vicente García Gumilla, cuando contaba con 91 años, han permitido al hijo de Ramos reconstruir las lagunas de «esta historia de supervivencia» de la que se cumplen 65 años. Precisamente, el autor del libro «El gran viaje. Los Ases en América» nació cuando su padre se encontraba en Colombia. El diario da cuenta de la recepción de la carta con la buena nueva. «Sábado 14 de febrero de 1959. Bogotá: Tuve carta de D. Antonio en la que me decía que tu mujer había tenido un niño. Fue el día más emocionante de mi vida. Todos lloramos».

Del Empastre a Los Ases

Ramos detalla que, en aquellos años, existían varias bandas cómico-taurinas y, en el caso de El Empastre y Los Ases, se alternaban casi de forma anual en la gira americana. El espectáculo estaba formado por un grupo de músicos, otro de enanos y los toreros cómicos como el Bombero Torero o Arévalo, padre del humorista valenciano recientemente fallecido. Aquel año el grupo de enanos no viajó y el empresario Gonzalo Casanova recurrió a uno de los músicos de Los Ases que era de Sumacàrcer, Antonio García «Tonet», para que buscara en su entorno con el objetivo de ampliar la banda. 

El Bombero Torero.

El Bombero Torero. / "El gran viaje"

A Los Ases ya pertenecía José Monfort «Pepet», también de Sumacàrcer, y la lista de músicos del pueblo se amplió con Nicanor Villanueva Ortiz, Julio Pons Ramos, Vicente García Gumilla, Vicente Ramos Serra y Herminio Lloret Llácer, este último de Sellent. También formaban parte de esta banda originaria de Catarroja otros dos músicos de Càrcer, que Ramos no ha logrado identificar, y dos de Bolbaite, entre otros.

Cobró mil pesetas cada músico por cada una de las 16 actuaciones cuando el jornal en el pueblo era de 35 pts.

La presentación del libro reunión en Sumacàrcer a los hijos de la mayoría de aquellos músicos aventureros. «Imagino que les haría una ilusión grande hacer un viaje así y, además, para hacer lo que les gustaba. Necesitaban ganar dinero, pero les haría ilusión y se lo pasarían más que bien», reflexionó Mila, la hija de «Tonet».