Si Arran no se cansa de atacar el toro de Osborne que se encuentra desde hace décadas en un montículo privado en el término municipal de Tavernes de la Valldigna, la empresa propietaria de la valla tampoco tiene previsto desistir en su deseo de que el cartel publicitario más famoso de España luzca en el único punto de toda la comarca de la Safor donde se puede encontrar.

En respuesta a Levante-EMV, fuentes de la empresa, radicada en Cádiz, aseguran que el distintivo del toro se repondrá «más pronto que tarde».

Así pues, Osborne despeja toda duda sobre su intención de seguir contando con la valla en ese punto o no, toda vez que en menos de un año y medio ha sufrido dos ataques vandálicos por parte del grupo independentista, que, en ambas ocasiones, serró la base del cartel y esperó a que las inclemencias del tiempo hicieran su trabajo. Estas acciones podrían haber provocado el aborrecimiento y desistimiento por parte de Osborne, pero no ha sido así. Los vecinos de Tavernes podrán seguir contando con el distintivo que señala que se encuentran cerca de casa y que también es el último símbolo que ven cuando abandonan el municipio.

Como ya publicó este periódico en su día, la empresa llegó a plantearse incluso cambiar de lugar la valla e instalarla en algún emplazamiento donde sea más difícil de acceder para aquellos que pretenden hacer daño a este elemento, que está catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC) dese hace años.

Actualmente, la valla está tumbada boca abajo en lo alto del montículo que se encuentra frente al restaurante Las Cinco Hermanas. La familia propietaria de este negocio es, de hecho, dueña del terreno en el que se encuentra el logotipo del histórico brandy.

Esa situación es fruto del ataque que sufrió el pasado mes de abril. El modus operandi de Arran en este caso fue el mismo que en diciembre del 2016. Varios miembros de la formación subieron hasta lo más alto de noche, cuando no podían ser vistos, serraron la base de hierro con máquinas radiales y esperaron a que durante una jornada de mal tiempo y mucho viento la silueta del animal se viniera bajo.

La formación de carácter independentista considera que el toro de metal que la marca gaditana empezó a instalar por todo el país a mediados del siglo XX supone un símbolo españolista y es por este motivo que lo derriban. De hecho, las vallas que había en Cataluña hace años que desaparecieron por los constantes ataques que sufrían.

Desde la empresa, en cambio, aseguran que ni la marca ni el distintivo que la caracteriza desde hace años «está obra de arte convertida en valla de carretera nada tiene que ver con las reivindicaciones de este grupo de saboteadores», apuntan desde el grupo. «Osborne es una empresa familiar con más de 200 años de historia que se dedica a la elaboración de marcas premium en el sector de la alimentación y las bebidas, llevando el sabor de nuestra cultura gastronómica a más de 50 países y alcanzado el reconocimiento de los más exigentes chefs, reputados sumillers y más vanguardistas cocteleros», apuntan desde Osborne.

La empresa confía en que las investigaciones que está llevando a cabo la Guardia Civil lleguen a buen puerto y acaben con la detención de los autores de la fechoría. El último ataque a este elemento publicitario tuvo lugar cuando aún no hacía ni un año que Osborne había vuelto a levantarlo tras el anterior sabotaje por parte del grupo, reivindicado en las dos ocasiones a través de sus redes sociales.

Cada vez que el toro se viene abajo y se repone le cuesta a la empresa unos 70.000 euros.

Desde la marca insisten en que «nuestro objetivo es hacer felices a las personas por medio de lo que mejor sabemos hacer y llevarlo a cualquier rincón del mundo» y, a modo de reflexión, apuntan que «la vida ya es suficientemente complicada para además tener que ser víctimas de radicales que no saben diferenciar entre asuntos políticos y el buen comer».