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Hacienda permite extender la devolución de la deuda de Gandia hasta el año 2044

El alcalde señala que responde a la seriedad en la gestión y que da oxígeno a la ciudad

El alcalde de la ciudad, José Manuel Prieto, entre Salvador Gregori y Josep Alandete, durante la explicación del nuevo Plan de Ajuste pactado. àlex oltra

A veces no resulta fácil que, por sí solas, las frías cifras permitan a los ciudadanos concebir en toda su dimensión la monumental deuda que el Ayuntamiento de Gandia fue acumulando en el pasando reciente y que llegó a un máximo de 350 millones de euros en 2015. Es más sencillo recurrir a ideas que están más en el día a día de los ciudadanos, y a eso recurrió ayer el Gobierno de Gandia.

Porque el alcalde, José Manuel Prieto, el vicealcalde, Josep Alandete, y el concejal de Economía y Hacienda, Salvador Gregori, anunciaron un acuerdo con el Ministerio de Hacienda que, resumiendo, prolonga hasta el año 2044 el pago de la deuda que el consistorio mantiene con los bancos.

En realidad, la noticia ofrecida por los tres responsables municipales puede calificarse como muy positiva, porque antes de este acuerdo los 275 millones que el ayuntamiento aún debe a los bancos se tenían que liquidar en 2039, como establece el Plan de Ajuste Económico que está vigente. La extensión de otros cinco años de esa hipoteca que, en cierta medida, tienen contraída todos los gandienses, permite «dar oxígeno» al consistorio, expresión que utilizó el propio alcalde al explicar esta modificación.

Más tiempo para pagar el dinero que se gastó durante una década, fundamentalmente entre 2005 y 2015, no es la única buena noticia del acuerdo que firmarán Gandia y el Ministerio de Hacienda. También lo es, y mucho, el año de carencia que contempla este «nuevo» Plan de Ajuste al que se verá sometido el ayuntamiento. Porque, en un año tan importante como 2022, llamado a ser el primero de la esperada recuperación económica pospandemia, Gandia no disponía más que de un millón y medio de euros para inversiones porque debía incluir 13,5 millones para pagar la deuda. Con este cambio la bolsa para inversión alcanzará, según indicó ayer el alcalde, entre 6 y 7 millones de euros. Si, como se espera, una parte de ellos se destina a confianciar proyectos con otras administraciones, incluidos los que lleguen de los fondos Next Generation de la Unión Europea, la suma total podría incluso duplicarse, un hecho especialmente relevante para, como también señaló el alcalde Prieto ayer, «contribuir a la recuperación económica, social y emocional» de Gandia.

Aflojar porque se cumple

No solo Gandia se va a beneficiar con la modificación de su Plan de Ajuste Económico destinado a liquidar la deuda y a garantizar su sostenibilidad financiera. En este mismo acuerdo, que como Salvador Gregori reveló ayer se ha venido trabajando desde hace meses, figuran otros ayuntamientos que están con el agua al cuello, entre los que destacan Jerez de la Frontera, Jaén o Parla.

Al final de esa larga negociación, que en Gandia lideró la exalcaldesa y ahora ministra, Diana Morant, el ministerio aceptó aflojar la cuerda teniendo en cuenta que esta ciudad ha demostrado seriedad en la gestión de sus finanzas y sigue cumpliendo los criterios para ir reduciendo deuda. Según dijo el concejal Gregori eso ha permitido a la capital de la Safor «ganarse un respeto institucional» que facilita los acuerdos para flexibilizar la gestión de la enorme hipoteca económica que la aprisiona.

Pese a todo, ni siquiera así Gandia estará salvada. Si el acuerdo que ahora se va a firmar supone «oxígeno» para seguir respirando, el Gobierno local ya anuncia que pedirá más para trazar definitivamente una ruta fija, sin sobresaltos, que permita pagar la deuda sin castigar a los ciudadanos.

Eso pasa por establecer, a la mayor brevedad posible, un plan que, a criterio del Gobierno local, consiste en destinar entre 8 y 9 millones de euros anuales a devolver la deuda bancaria, y no casi el doble, como ocurriría dentro de dos años. Así, manteniendo o con una ligerísima rebaja de los impuestos, Gandia podría recaudar el dinero suficiente para saldar ese pasado en el que se gastó muchísimo más de lo que se podía y, a mismo tiempo, garantizar un ritmo anual de inversiones para los proyectos que se estimen necesarios y el mantenimiento de los servicios públicos esenciales.

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