La iglesia del Beato Andrés Hibernón de Gandia, nuevo santuario del "beatet", celebrará esta tarde una misa de acción de gracias. Será a las 20 horas y estará presidida por el obispo auxiliar de Valencia, monseñor Arturo Ros, según ha indicado Erivelton Alves, rector del santuario.

El pasado mes de abril se publicó el decreto del cardenal Cañizares por el que se erigía santuario la iglesia que "constituye uno de los puntos emblemáticos de la tradición religiosa de la ciudad de Gandia por ser testigo de excepción de la santidad del beato Andrés Hibernón", según está indicado en el decreto.

Además, "la finalidad principal del santuario es promover el culto, la piedad y el proyecto espiritual de los fieles, favoreciendo la devoción al beato y la difusión de sus virtudes", apunta el mismo decreto.

La iglesia, de estilo barroco, fue construida en el siglo XVIII en el antiguo convento franciscano de Sant Roc, fundado por Carlos de Borja y Meses, el V duque de Gandia e hijo de San Francisco de Borja.

El interior de esta iglesia es de un sencillo barroco canónico, de una sola nave, bóveda de cañón y capillas laterales comunicadas a modo de galería claustral. La iglesia cambió de aspecto durante los siglos. Desde sus inicios hasta hoy se añadió la fachada neoclásica y la capilla lateral del Beato. Contiene uno de los pocos retablos barrocos que se conservan en Gandia.

Cuenta con un escudo con las armas de los Borja, una imagen del beato Andrés Hibernon y azulejos pintados con la figura del mismo. Antes de la guerra civil, dos imágenes grandes decoraban la gran fachada en la parte superior a ambos lados de la entrada principal de la iglesia. En su lugar se encuentran hoy sólo dos huecos vacíos.

El beato Andrés Hibernón, al que guardan una gran devoción en Gandia, nació en Murcia en 1534, a los 29 años ingresó en el convento de los franciscanos de Albacete y vivió en distintas etapas de su vida en localidades valencianas, donde tuvo relación con San Juan de Ribera, San Luis Bertrán y San Pascual Bailón. El religioso promovió en toda la comarca de Gandía una renovación desde la contemplación mística y la caridad popular, por lo que es venerado como el beatet.

Asimismo, imitó con semejanza asombrosa a San Francisco de Asís y no perdió nunca la ocasión para atraer a los seglares al buen camino, especialmente a los moriscos, convirtiendo a la fe cristiana a muchos de ellos.

Pasó los últimos años de su vida en Gandía, donde murió el 18 de abril de 1602, a los 68 años de edad. La fama de sus virtudes y milagros se extendió rápidamente de tal manera que en 1623 estaba ya terminado el proceso ordinario para su beatificación. Fue beatificado por el Papa Pío VI el 22 de mayo de 1791.