Tres de los cuatro municipios de la Valldigna que forman parte del Consorcio Ribera i Valldigna para la valorización y reciclaje de residuos se encuentran entre los diez de toda la entidad que menos pagarán el próximo año, situándose en menos de 61 euros. Se trata de Tavernes de la Valldigna, Simat y Benifairó. Los vecinos y vecinas que abonarán un poco más serán los de Barx, aunque en su caso también estarán por debajo de la media del organismo, que para el próximo ejercicio se ha situado en los 71 euros, según las tarifas aprobadas hace unos días, muy alejado de hasta los casi 110 que abonarán, por ejemplo, en Tous.

La cruz de la moneda está en que en las cuatro localidades verán como el conocido popularmente como "recibo del reciclaje" se incrementa sustancialmente a partir del próximo mes de enero. En concreto, en la capital vallera, tanto las viviendas como los establecimientos abonarán 5,51 euros más que en el presente ejercicio, hasta situarse en los 60,90. Los pueblos de la Valldigna que menos pagarán son Simat y Benifairó. En ambos, curiosamente, se ha aprobado una tarifa para 2023 idéntica de 60,46 euros, aunque en el caso del primero el incremento es más acusado y alcanza los 6,59 euros, mientras que Benifairó registra el menor aumento de todas las localidades de la Valldigna, fijándolo en menos de 5 euros (4,98).

La clave para que casi cada año estas tres localidades se sitúen entre las que menos pagan de todo el consorcio se encuentra en el reciclaje. No en vano, Tavernes, Simat y Benifairó siempre se sitúan entre los municipios de todo el consorcio de la Ribera que más reciclan y eso, a su vez, repercute en el precio del recibo que abonan sus vecinos y vecinas.

Barx, como ya ocurriera el año pasado, no solo es la localidad de la Valldigna que más pagará el próximo año, sino también la que más sube. En concreto, el recibo costará en este municipio 66,57 euros, un incremento de más de 7,7 euros respecto al ejercicio anterior.

La tabla de precios para el próximo año demuestra, como ayer publicaba este periódico en su edición de la Ribera, que la tardanza en aplicar los planes de gestión de residuos está penalizando a los municipios con aumentos anuales en el precio del servicio que presta el consorcio. No en vano, de las ocho localidades donde ha bajado el precio, en siete se aplica el sistema de recogida puerta a puerta, mientras que en otro tienen el quinto contenedor, mediante el sistema por el que cada vecino cuenta con una llave para acceder al mismo y depositar su bolsa con los residuos orgánicos.

En todo caso, es necesario recordar que este recibo solo es una parte del total de lo que las viviendas y establecimientos pagan por la gestión de la basura al año. Con esa tasa se cubre el servicio desde que los residuos llegan a la planta de transferencia de Guadassuar hasta que se lleva a cabo la posterior valorización y selección. La parte de la recogida y traslado la gestiona el ayuntamiento, que, a su vez, subcontrata a una empresa que se encarga de llevar a cabo ese trabajo, por el que se abona otra cantidad que fija el consistorio en función del coste.

Las cuatro localidades que forman parte del Consorci Ribera i Valldigna, en todo caso, pagan mucho menos que la mayoría de las 28 de la comarca de la Safor englobadas en el COR. Solo Guardamar y Beniflà, con 52 y 58 euros respectivamente, abonan menos por este servicio que Tavernes. Simat y Benifairó, mientras que la única que se sitúa por debajo de Barx es Piles, con algo más de 62. Hay localidades como Rafelcofer, cuyo recibo se acerca peligrosamente a los 100 euros y la gran mayoría supera los 70 ampliamente, como publicaba este periódico hace unos meses.

Las administraciones insisten en la necesidad de reciclar para bajar la tasa que se paga por el servicio. Sin embargo, existen otros factores que también influyen en su coste y que están relacionadas con aspectos que provocan la subida en otros ámbitos como es el combustible, electricidad, etc.