Compran el mayor molino del Serpis en la Safor y piden ayuda para ponerlo en valor

Cuatro jóvenes adquieren en Villalonga una joya abandonada durante décadas y llaman a empresas e instituciones a colaborar económicamente en su rehabilitación y aprovechamiento

Los cuatro artífices de esta historia han estado limpiando el molino y sus alrededores durante más de un año

«La idea es salvar todo lo posible y mantener el gran legado industrial y arquitectónico del lugar», señala Cristina Martínez

Borja Fernández, Cristina Martínez y Gustavo Aja, en una de las salas del inmueble que han adquirido

Borja Fernández, Cristina Martínez y Gustavo Aja, en una de las salas del inmueble que han adquirido / Perales Iborra

Sergi Sapena

En el año 1818 Félix Durà construyó en Villalonga un gran molino harinero que después pasó a la familia Garrigós y que, durante sus dos siglos de vida, también fue minicentral hidroeléctrica, fábrica de celulosa y de mármoles. Durante muchos años la fuerza motriz fue el agua del río Serpis, captada a través de una acequia de un kilómetro y medio, pero hace décadas el inmueble, y todas sus instalaciones anejas, quedaron abandonadas hasta llegar al estado de ruina.

Ese molino, que es el mayor del Serpis en la comarca de la Safor, acaba de resucitar por la ilusionante iniciativa de cuatro jóvenes que lo adquirieron a través de un portal inmobiliario y que durante más de un año lo han estado limpiando con una paciencia infinita. Y no solo eso, sino que lo más sorprendente es la llamada que acaban de realizar para que particulares, empresas o instituciones se impliquen ahora en poner dinero para restaurar las muchas estancias y elementos históricos, algunos de enorme valor etnológico, para lo que harán falta, y eso nadie lo duda, varios millones de euros.

Los artífices de esta compra y de la llamada de ayuda a la rehabilitación son Cristina Martínez, Gustavo Aja, Borja Fernández y Alejandro Hernández. La primera, que es doctora en arquitectura, cuenta a este periódico cómo fue descubriendo, junto a otro arquitecto de la Casa Real, el inmenso patrimonio que dormía en esas naves abandonadas y en una parcela de cerca de una hectárea situada junto al Serpis, a las afueras de Villalonga.

«La idea es salvar todo lo posible para mantener la identidad propia del lugar, que constituye todo un legado industrial y arquitectónico», añade Martínez, quien, junto a sus compañeros, muestra con gran pasión los espacios del molino que, sorprendentemente, aún alberga algunos elementos antiquísimos y toda la red que seguía el agua para mover las muelas y salir, a través de galerías subterráneas, hacia el río Serpis.

Sobre los espacios que allí se podrían alojar figura, en primer lugar, un centro de artes marciales, un deporte que practican estos singulares socios, pero a partir de ahí se abren otras propuestas interesantes. Entre ellas figura un posible albergue, un centro de hostelería o restaurante, un lugar de celebraciones, un centro cultural y social, un museo etnológico y, como idea transversal, un centro de interpretación natural y etnológico del Serpis y del enorme aprovechamiento humano que se ha hecho de este río a lo largo de los siglos.

Todos reconocen que no disponen del dinero necesario para activar todo ese proyecto que han plasmado en varias infografías y que muestran en un video, y por eso han hecho público ese llamamiento para involucrar al ayuntamiento y a empresas interesadas.

Primera propuesta de la vía verde

Aunque pueda parecer irrealizable, ese montón de ilusionantes ideas tiene algo de viento a favor. Este viejo molino condenado a la ruina, que ellos han bautizado como una «fábrica de arte, cultura y movimiento», se encuentra justamente en el punto de inicio de la vía verde del Serpis, un itinerario excursionista, deportivo y ambiental todavía por acondicionar que discurre hasta Alcoi, pero que tiene el tramo más abrupto y impresionante entre Villalonga y l’Orxa. Los alcaldes de ambas poblaciones están intentando desbloquear la inversión necesaria para las obras. 

El molino de Félix, o de Garrigós constituye, de hecho, la primera propuesta para explotar turísticamente esa riqueza. Alejandro Hernández, uno de los propietarios, ya está en ese mundo porque regenta un alojamiento rural en Fuente Alberche, un municipio de la Sierra de Gredos.

En la presentación del proyecto, Cristina Martínez, que pone la voz al colectivo, está invitando a los vecinos de Villalonga y a cualquier interesado a que visite el lugar y lo conozca, ofreciendo la posibilidad de interesarse para aportar una parte de lo mucho que se necesita para pasar de los planos a las obras. Otra posibilidad es la visita virtual a través de la web elmolinokwon.es.

Vea la galería de fotos del molino de Félix de Villalonga.