Delta Records, la nostalgia en forma de disco en Gandia

Valentín Bayón mantiene en capital de la Safor la esencia de la mítica tienda Delta Discos, con vinilos y libros de segunda mano

Valentín con algunos vinilos, antiguos y recientes.

Valentín con algunos vinilos, antiguos y recientes. / J.C.

Josep Camacho

En agosto de 2017 la mítica tienda Delta Discos, en la calle Sant Francesc de Borja de Gandia, cerró sus puertas después de 36 años abierta por la jubilación de su dueño, Salvador Alvarado. En realidad, el establecimiento, el único en el que por aquella época se podían encontrar en la ciudad discos de vinilo y música popular antigua, se traspasó. Tomó el testigo Valentín Bayón, quien la reconvirtió en Delta Records, pero manteniendo su esencia. 

Primero la abrió en la calle La Delicada de Gandia y a finales de 2019 se trasladó al local actual, en el número 6 de la avenida d’Alacant, donde sigue, eso sí, como cantaba el Dúo Dinámico, resistiendo, porque no es un negocio fácil de mantener. La tienda, una antigua frutería reformada de la que aprovecha los estantes para reposar los discos, es un caos ordenado donde se pueden encontrar verdaderas joyas musicales, películas, libros, cómics y algunos productos de «merchandising».

Aunque resulta difícil calcularlo, cree que tendrá diez mil cedés, cinco mil vinilos y decenas de libros. Están prácticamente todos los formatos: vinilo (grande y en siete pulgadas), VHS, Láser Disc, CD, DVD, casetes, e incluso discos de pizarra con casi 100 años de antigüedad. Valentín, que hoy tiene 41 años, llegó a Gandia desde Palma de Mallorca en 2005 para estudiar el grado de Comunicación Audiovisual el campus de la UPV, pero ha acabado arraigándose a la Safor.

En esa época conoció a su actual mujer, Silvia Ruiz, también socia de la tienda, con quien tiene dos hijos gemelos, Darío y Éric, de 12 años, dos chavales con aficiones propias de su edad pero ya acostumbrados a los gustos «vintage» de su padre. 

Valentín posa con una muestra de libros, revistas, casetes y discos.

Valentín posa con una muestra de libros, revistas, casetes y discos. / J.C.

Valentín, aficionado a la música y asiduo de las tiendas de discos antiguos, siendo universitario pronto conoció Delta Discos y entabló amistad con Salvador. «Yo le había dicho, medio en broma, que si algún día se jubilaba me haría cargo de la tienda, hasta que un día me lo propuso y la verdad, me dio un poco de vértigo pero al final me lancé a esta aventura». 

Y así, en plena era de Spotify y de Wallapop, se atrevió con una tienda física. «Ahora estoy mejor que cuando abrí en 2017 pero alguna vez me he planteado bajar la persiana», confiesa, sobre todo con la pandemia, cuando aumentó el comercio electrónico. 

Él también pone a la venta en internet algunos de sus productos, pero no con una «web» propia sino a través de una «market place», llamada Discogs. Gracias a eso le llegan pedidos desde cualquier parte del mundo, incluso ha llegado a vender en Japón, donde hay mucha afición por todo lo español. Muchas de las compras se dan de manera impulsiva, por el factor nostalgia.

En este sentido, hay productos que se venden solos, por ejemplo la música de los cantantes valencianos de los años 70 como Camilo Sesto, Bruno Lomas o Nino Bravo, toda la de los años 80, o la de la Ruta del Bakalao, ya en los noventa. 

En cuanto a los libros, aclara que no es una librería de viejo, aunque hay ejemplares antiguos, sino de segunda mano, que tiene ordenados por géneros, con ejemplares desde 0,50 céntimos.

¿Cómo se provee de estos productos? «Muchos me llegan por gente que va a hacer una mudanza o los quiere tirar y me avisa, y también busco yo lotes por la comarca, o por internet», explica. 

Por lo que respecta a los clientes, siguen acudiendo los que ya visitaban la antigua Delta Discos, un grupo que ya ronda los sesenta años y que al final acabaron siendo amigos y haciéndole un pequeño homenaje a Salvador cuando cerró. Pero también otros nuevos, que entran a curiosear.  

«Hay chavales que no han visto en su vida un cedé o un casete, y les hace gracia». También acuden jóvenes para bucear en su tienda, muchos de ellos universitarios. Hace tiempo que no organiza actos paralelos como presentaciones o conciertos, le gustaría pero el público no acaba de responder. 

Valentín también tiene su colección particular, aunque veces ha tenido que deshacerse de parte y poner a la venta vinilos que se hubiera quedado para sí. «Conservo algunas joyas que me gustan, en especial el punk rock de los años noventa, de grupos como NOFX o Bad Religion», explica.

Por otra parte, es escritor y tiene publicada una obra de terror, autoeditada, titulada «Astral». También apoya a autores y grupos de música noveles, y tiene una sección para ellos en la tienda.