Roma proclama al primer santo de la Safor desde la canonización de Francisco de Borja

Carmelo Bolta era un franciscano del Real de Gandia asesinado en Damasco que fue considerado mártir y ya era beato 

Parroquia, ayuntamiento y asociación de festeros ya piensan en organizar un viaje para la ceremonia oficial en Roma

Una imagen del beato Carmelo en la iglesia del beato Andrés Hibernón de Gandia

Una imagen del beato Carmelo en la iglesia del beato Andrés Hibernón de Gandia / Miguel Pérez

Sergi Sapena

Hay que reconocer que, desde el punto de vista de la religión, y más concretamente para la Iglesia Católica, el anuncio realizado ayer por el papa Francisco supone una noticia histórica para la Safor y, en especial, para el pequeño municipio del Real de Gandia.

Esta comarca, que hasta ahora solo tenía a uno de sus ilustres vecinos en el santoral, contará con dos el año que viene. El primero, elevado a los altares en el ya lejano 1671 por el papa Clemente X, es nada menos que el archiconocido Francisco de Borja, duque de Gandia y tercer general de la Compañía de Jesús. Dentro de unos meses a ‘Sant Borja’ le acompañará el actual beato Carmelo Bolta, un humilde franciscano del Real de Gandia que se encontraba en Damasco hace 160 años y que allí murió decapitado, junto a otros seis compañeros de su congregación, durante el asalto al convento en el que residía. La Iglesia Católica otorgó a todos ellos la calidad de «mártires» porque, según las crónicas de aquel asalto, fueron asesinados tras negarse repetidamente a renunciar a la fe en Cristo.

Carmelo Bolta, nacido en 1803, ingresó en la orden franciscana siguiendo el ejemplo de un tío suyo, también franciscano y procurador general en Tierra Santa, que, de regreso a España, tuvo otro final trágico, al morir a manos de piratas frente a las costas de Chipre.

Durante su estancia en Damasco aprendió árabe y griego para enseñar a los estudiantes en Jerusalén, y fue nombrado párroco de los católicos en la capital siria. Después de su asesinato, los mártires de Damasco fueron beatificados por el papa Pío XI el 10 de octubre de 1926. Las crónicas explican que en el Real de Gandia aquella jornada se celebró con un toque general de campanas, pasacalles y la visita del arzobispo.

El anuncio del papa Francisco, que corrió como la pólvora desde primera hora de la mañana de ayer en el Real, es una decisión que ha llenado de alegría a la parroquia, al ayuntamiento y a la asociación de fiestas que, cada año, organiza la procesión y los actos en honor a quien hasta ahora llaman beato y que dentro de poco pasará a santo.

La diferencia de beato a santo es, fundamentalmente, del nivel de devoción. Mientras a los primeros se les considera dignos de veneración en ámbito local o comarcal, los santos pasan al canon de la Iglesia universal.

La imagen del beato Carmelo en la iglesia del Real de Gandia

La imagen del beato Carmelo en la iglesia del Real de Gandia / Levante-EMV

La canonización de Carmelo Bolta será comunitaria. Según señaló el papa, este proceso afecta al conjunto de los franciscanos asesinados entre el 9 y el 10 de julio de 1860 en Damasco. Se trata de Manuel Ruiz (de Burgos), Nicanor Ascanio (Madrid), Pedro Soler (Murcia), Nicolás Alberca (Córdoba), Jacobo Fernández (Orense) y Francisco Pinazo. La ceremonia oficial tendrá lugar, previsiblemente en Roma, a lo largo de 2025 con motivo del Jubileo que la Iglesia celebra.

Volteo de campanas

En el Real de Gandia el sacerdote titular de la parroquia de la Visitación de María, Rubén Cortell, ordenó ayer un volteo de campanas para extender la noticia a todos los fieles. «Es una excelente noticia para el pueblo y para la Iglesia», ha señalado Cortell a este periódico, quien señala que hace apenas diez meses que está destinado en esta localidad y que todavía no ha podido presenciar las fiestas dedicadas al franciscano, pero sí la devoción que le rinden los realenses. El sacerdote apunta que todavía se desconoce qué día tendrá lugar la ceremonia de canonización, pero añade que se organizará una expedición para que ese día los vecinos que lo deseen puedan estar en Roma o, en su caso, en la ciudad donde tenga lugar el acto. «Cuando hemos trasladado la noticia ha habido personas que se han emocionado mucho, incluso han llorado de alegría», concluye el sacerdote.

En similares términos habló el alcalde, Gustavo Mascarell, igualmente satisfecho por este acontecimiento religioso vista la devoción que los vecinos brindan al beato Carmelo. Mascarell señala que el ayuntamiento colaborará en la organización del viaje para que quienes lo deseen acudan a la ceremonia.

José Pérez, presidente de la comisión de fiestas del beato Carmelo, también confiesa su alegría. «Es un orgullo para nosotros y para todo el pueblo que el beato sea elevado a santo», indica, y recuerda, a modo de ejemplo de la fe que le brindan muchos vecinos, que una pequeña imagen del mártir recorre las casas de la localidad cuando alguna familia la reclama por algún motivo.

En el Real la presencia de su beato es elocuente. La plaza donde se encuentra la iglesia y donde estuvo el ayuntamiento lleva el nombre del franciscano. El colegio público de la localidad también está dedicado a este personaje, y cada año, alrededor del 10 de julio, tiene lugar la celebración litúrgica y festiva en su memoria. 

Este año todavía no, pero el siguiente se tendrán que cambiar los apelativos. Del ‘beato’ Carmelo se pasa a ‘san’ Carmelo Bolta. El segundo santo nacido en la Safor, un honor que comparte junto al gran Francisco de Borja.

Gandia suspira: «Ha adelantado Andrés Hibernón»

Al extenderse la noticia de la canonización del beato Carmelo Bolta del Real de Gandia, no fueron pocos los gandienses que suspiraron con una expresión compartida: «Ha adelantado al ‘beatet’». Ese ‘beatet’ no es otro que Andrés Hibernón, otro franciscano que espera la canonización desde hace décadas y que, todo sea dicho, sigue siendo el personaje que despierta mayor devoción entre los fieles de Gandia y su procesión, salvando las de Semana Santa, es la que congrega a un mayor número de personas.

La última procesión del 'beatet' de Gandia, el pasado mes de abril.

La última procesión del 'beatet' de Gandia, el pasado mes de abril. / Natxo Francés

Hace unos años, a raíz de un episodio en el que se vinculó su intercesión en la salvación de una persona que había sufrido una indisposición grave mientras se encontraba en su templo, se dio otro impulso para su canonización. De aquel proceso, sin embargo, no se ha dado información sobre el avance, y a estas alturas todos dan por hecho que ha quedado paralizado. Aun así, el ‘beatet’ gandiense, cuyo cuerpo fue quemado durante los primeros días de la guerra civil española, sigue marcando hitos en la Iglesia. No hace mucho el Arzobispado de València concedió el título de «santuario» a la iglesia en la que se le venera que formó parte del antiguo convento franciscano en el que vivió y que ahora es de propiedad municipal.

Mucho más atrás en el tiempo, allá por el año 2003, Roma también anunció que abría proceso para beatificar a otro personaje gandiense. Se trata del exalcalde Joaquín Ballester, un católico que impulsó numerosas obras de caridad y que, junto al jesuita Carlos Ferrís, promovió, fundó y contribuyó a financiar el sanatorio de Fontilles, inicialmente dedicado a la atención de leprosos. Aquel proceso, a todas luces, también ha quedado paralizado.