Una de cada seis personas mayores de 79 padece fibrilación auricular, la arritmia sostenida más frecuente entre la población. Se produce cuando la actividad de las aurículas —ayudan a llenar los ventrículos, que se contraen para bombear la sangre— se desorganiza y su activación eléctrica se torna caótica.

Los datos hablan por sí mismos. Solo en España hay más de un millón de pacientes con arritmia y el pronóstico no es alentador, pues más de 90.000 casos no estarían todavía diagnosticados. Así lo establece el estudio Ofrece, elaborado por la Sociedad Española de Cardiología.

El monográfico, además, muestra la prevalencia de esta arritmia en personas mayores de 40 años (4,4 %), que casi alcanza el 18 % en la franja poblacional de personas de 80 años en adelante

Es una muestra más que afirma la tendencia ascendente en términos de prevalencia alertada por múltiples estudios, que señalan el envejecimiento de la población como uno de los factores determinantes. Pero, ¿por qué se produce?

¿Por qué se produce la fibrilación auricular?

Como se ha mencionado anteriormente, el envejecimiento de la población es uno de los factores acusados de esta patología, pero no el único. Según detalla el doctor Ricardo Ruiz Granell, especialista en electrofisiología cardiaca del Servicio de Cardiología del Hospital Quirónsalud València, el proceso normal de envejecimiento favorece la presentación de la arritmia

“También lo hacen las enfermedades del corazón que someten a la aurículas a una sobrecarga de presión o de volumen, como la hipertensión, los infartos, la insuficiencia cardíaca, etc.”, matiza. Respecto a las patologías pulmonares crónicas o las de la glándula tiroides, el doctor apunta que síndromes como la apnea del sueño o el hipertiroidismo, entre otras, también predisponen a la arritmia.

Fibrilación ventricular persistente o fibrilación auricular paroxística

Es importante diferenciar, como detalla el especialista de Quirónsalud València, entre fibrilación auricular persistente y fibrilación auricular paroxística. La diferencia fundamenta estriba en la duración de la arritmia. 

“En el primer caso, la arritmia se instaura y es probable que no ceda si no ponemos un tratamiento para revertirla. Es más propia de los ancianos o de personas con muchos factores de riesgo”, explica el doctor Ruiz Granell.

Por el contrario, la fibrilación auricular paroxística hace referencia a las arritmias que se producen de forma brusca con una duración variable entre unos minutos y unos pocos días, revirtiendo espontáneamente. Se dan, mayoritariamente, en pacientes jóvenes, que corren el riesgo de desarrollar fibrilación persistente en caso de no tratar su arritmia. En este sentido, el doctor insiste en la idea de realizar una valoración individualizada de cada caso para seleccionar el tratamiento más apropiado.

Fibrilación auricular: ¿es grave?

La fibrilación auricular puede tener consecuencias devastadoras si no se valora y trata adecuadamente. Preocupa, sobre todo, la proporción de casos sin diagnosticar, aproximadamente un 10 % en España

Y es que, cuando las aurículas pierden su contracción ordenada, la frecuencia ventricular o cardiaca se eleva, propiciando latidos irregulares. El peligro reside, advierte el doctor Ricardo Ruiz, en la formación de coágulos de sangre que, al circular por el organismo, pueden provocar embolias al “atascar cualquier arteria de la circulación”. Esto es, renal, intestinal, cerebral, etc., esta última podría generar incluso ictus.

El electrocardiograma es la prueba diagnóstica más eficaz para detectar una arritmia. ED

Síntomas a los que prestar atención

Como en casi cualquier patología, hay síntomas que sirven para alertar a las personas ante una posible arritmia. A continuación, te detallamos aquellos más determinantes:

  • Palpitaciones. El paciente percibe el latido rápido e irregular
  • Sensación de falta de aire
  • Intolerancia al esfuerzo
  • Dolor punzante en el pecho

Claves para el diagnóstico de la fibrilación auricular

La fibrilación auricular, explica el especialista del Servicio de Cardiología del Hospital Quirónsalud València, se diagnostica habitualmente a través de electrocardiograma, que muestra directamente la arritmia. 

No obstante, la complejidad reside en las arritmias paroxísticas. Según detalla el doctor, “es de gran importancia obtener un electrocardiograma cuando aparece un episodio”, lo cual no siempre es sencillo, pues “hay episodios breves que no permiten al paciente alcanzar un centro donde se documente la arritmia”. 

En este sentido, los registros de Holter —monitorización del electro del paciente durante uno o varios días mientras este realiza una vida normal— pueden ser útiles si el paciente tiene un episodio mientras está monitorizado

Recientemente, la aparición de dispositivos de registro del electrocardiograma ligados a dispositivos electrónicos como tabletas o teléfonos móviles están haciendo posible el diagnóstico de muchos casos. Pero no solo es importante el diagnóstico en sí, sino también realizar una correcta evaluación del estado del corazón, destaca Ruiz Granell.

La arritmia o fibrilación auricular altera y desordena la frecuencia normal del corazón. ED

Todos los tratamientos de la fibrilación auricular

En todos los pacientes, lo primordial es controlar y tratar los factores de riesgo que puedan favorecer la arritmia. En base a estos, así como a la tipología de la misma, se pueden establecer dos líneas generales de tratamiento.

Estrategia de control del ritmo cardiaco 

Mantener el ritmo normal del corazón es la primera opción a valorar. Alternativamente, explica Ricardo Ruiz, “podemos dirigir el tratamiento a controlar los efectos de la arritmia para que esta no haga daño”. Es lo que se denomina estrategia de control de frecuencia.

Cabe destacar que, en todos los casos y en ambas alternativas, es necesario individualizar la necesidad de tratamiento anticoagulante. Así, la estrategia de control de ritmo puede subdividirse en dos procesos:

  • Revertir la arritmia. Puede conseguirse mediante fármacos antiarrítmicos o bien eléctricamente realizando una cardioversión eléctrica —someter al corazón a una corriente eléctrica potente para restablecer el ritmo normal—. Esta se realiza con una sedación profunda y breve, por lo que no requiere ingreso hospitalario.
  • Prevención de recurrencias. El primer paso es controlar todos los factores de riesgo y emplear, si así se precisa, medicación antiarrítmica. En los casos más agudos, puede procederse a la ablación de las venas pulmonares —aislamiento de las venas del resto del corazón—. Se consigue con la aplicación de frío a través de un pequeño balón que se congela con óxido nitroso —crioablación de las venas pulmonares— o mediante pequeñas lesiones por calor —ablación de las venas pulmonares con radiofrecuencia—. Ambas opciones permiten controlar la arritmia en el 80 % de los casos.

Solicita más información en el Servicio de Cardiología de Quirónsalud Valencia.