Laura Reina, directora del Hospital de Día Ita Abb de Málaga y especialista en TCA y obesidad

“Se ha definido un cuerpo normativo que suele ser la antesala del rechazo social, la agresión o la discriminación a lo diferente"

Los TCA -trastornos de la conducta alimentaria- siguen creciendo entre la población adolescente, sobre todo entre las mujeres

Laura Reina, directora del Hospital de Día Ita Abb de Málaga y especialista en TCA y obesidad.

Laura Reina, directora del Hospital de Día Ita Abb de Málaga y especialista en TCA y obesidad. / Cedida / ITA

Xima Pareja

La preocupación por la salud mental de los jóvenes va en aumento. De hecho, la incidencia de diferentes trastornos ha crecido en los últimos años, especialmente tras la pandemia. Y los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), lo han hecho con especial fuerza. Hablamos con la psicóloga Laura Reina (1985), directora del Hospital de Día Ita Abb de Málaga y especialista en TCA y obesidad.

Los últimos datos demuestran que los trastornos de la conducta alimentaria siguen creciendo, sobre todo, entre la población femenina adolescente. ¿Cuáles cree que son los motivos? 

Los motivos del incremento de la incidencia siguen siendo multifactoriales y atienden, principalmente, a razones biopsicosociales. Existe una madurez biológica y entrada a la pubertad cada vez más precoz, que no viene acompañada de la madurez psicológica y emocional necesaria. El escenario social en el que vivimos  es más complejo y cambia muy rápido. La necesidad de acompañar (supervisar, cuidar y limitar) al adolescente de forma gradual en su aprendizaje y transformación es clave pero, sin embargo, no siempre se produce en las condiciones óptimas. Les otorgamos las capacidades y la madurez de un adulto, esperamos que abandonen la infancia y asuman de forma automática las responsabilidades como los mayores. Todo ello, en medio de un ritmo de vida acelerado y unos canales de comunicación cada vez más sofisticados.  

Algunos expertos advierten de que los TCA se inician cada vez a una más temprana. ¿En Ita también lo han detectado?

En los últimos años hemos detectado un incremento de los TCA en edades cada vez más tempranas. Se trata de casos difíciles de detectar todavía por la familia, la escuela y los pediatras. La precocidad es un factor de mal pronóstico, por lo que es esencial descubrirlo cuanto antes e iniciar el tratamiento especializado. Hemos tenido casos de anorexia nerviosa y trastorno de la ingesta selectiva de alimentos en la infancia en niños de entre 7 y 10 años.  

¿Cómo influyen las redes sociales?

La información en redes es masiva, se trata de un gigante de la información difícil de controlar por mentes todavía inmaduras. Existe poca psicoeducación sobre el uso de la información que encuentran ahí  y las consecuencias que entrañan ciertas prácticas de riesgo. 

La adolescencia es una etapa compleja con mayor predisposición para generar crisis y actitudes oposicionistas

La adolescencia es una etapa compleja con mayor predisposición para generar crisis y actitudes oposicionistas / Cedida / Ita

Los cánones de belleza actuales tampoco ayudan… 

Los cánones de belleza todavía se imponen con fuerza. Se ha definido un cuerpo normativo que suele ser la antesala del rechazo social, la agresión o la discriminación a lo diferente. Si el juicio para valorar o aceptar a alguien o a uno mismo sigue siendo un cuerpo concreto, lejos del respeto y la aceptación de la diversidad, estamos ante un problema social muy serio que empieza y afecta de forma importante a la salud mental de la infancia y la adolescencia. Es una época en la que el contexto social es la piedra angular en la vida; conseguir un grupo de amigos donde estar integrado y sentirse perteneciente es clave para continuar desarrollando una buena autoestima. La imagen corporal, la personalidad y las habilidades juegan un papel importante en esta construcción de la identidad de un individuo.  

Existen rasgos de personalidad que predisponen o te hacen más vulnerable a desarrollar un TCA.

¿Por qué aumentaron los casos durante la pandemia? 

La pandemia fue un factor precipitante para el inicio de muchas problemáticas en salud mental, no solo los TCA. Ante un escenario incierto, se aumentó de forma exponencial el control sobre la comida y sobre el cuerpo de forma generalizada. En las personas que, además, sumaban características que le predisponían o le hacían especialmente vulnerable, el trastorno aparecía de forma clara como ese intento “insano” de manejar el malestar emocional. En las personas que ya padecían un TCA, la pandemia fue un factor mantenedor del problema y de incremento de la tasa de recaída. 

En el ámbito psicológico. ¿Existe un perfil de persona más proclive a desarrollar un TCA? 

Existen rasgos de personalidad que predisponen o te hacen más vulnerable a desarrollar un TCA. Entre ellos, podemos reseñar los rasgos obsesivos, impulsivos, perfeccionistas y de alta exigencia personal, y los rasgos de inestabilidad emocional. Si, además, hay excesiva necesidad de ser valorado de forma externa por los demás (baja autoestima), introversión o poca capacidad de pedir ayuda o baja tolerancia a la frustración, el riesgo a desarrollar y mantener el TCA puede ser mayor.

Tratamiento integral de los trastornos de la conducta alimentaria

¿Cómo se trabajan desde Ita los casos de TCA y qué tipo de terapia siguen? 

El tratamiento en Ita está desarrollado por un equipo interdisciplinar, compuesto de psicólogos, psiquiatras, médicos, nutricionistas, educadores sociales y neuropsicólogos. Todos los profesionales son especialistas en el abordaje de los TCA

La intervención se realiza sobre todas las áreas afectadas por el problema y de forma integradora, apoyándonos tanto en la intervención individual, grupal y la terapia familiar. El grupo terapéutico es fundamental, es el grupo de iguales con quienes me identifico al estar superando las mismas dificultades y donde comienzo a enfrentar la comunicación, expresión sobre uno mismo, la ayuda al otro y consigo esa red de apoyo social tan necesaria. Es de gran influencia para conseguir cambios terapéuticos. La comunicación con las escuelas otra área clave del tratamiento, para darles el apoyo y acompañamiento que necesitan en la incorporación a clases y en superar los cursos académicos.

El 80% de las personas que ingresan por Trastornos de la Conducta Alimentaria son menores de 30 años.

El tratamiento en Ita está desarrollado por un equipo interdisciplinar, compuesto de psicólogos, psiquiatras, médicos, nutricionistas, educadores sociales y neuropsicólogos. / ED

¿Cómo es el proceso de recuperación de los pacientes y cuándo se considera que está completamente recuperado? 

En su fase inicial el tratamiento busca ganar conciencia del problema y de las consecuencias graves que acarrea. También perseguimos la reeducación de la sintomatología, el incremento de la capacidad de comunicar la petición de ayuda, la identificación de los factores predisponentes y precipitantes del TCA, estabilizar el ánimo, incrementar el deseo de mejora y la capacidad de enfrentarlo. 

En una fase intermedia, lo que perseguimos es trabajar en la profundización de todos esos factores de riesgo que hicieron que apareciera el TCA. Hacemos abordaje de la autoestima, de las relaciones familiares y sociales, de la identidad, de la regulación emocional. También es una fase donde se incrementa la autonomía sobre la comida. 

Por último, el abordaje va más encaminado en acompañar en la vuelta a la vida cotidiana y trabajar la prevención de recaídas. Consideramos que está recuperado cuando hay remisión de síntomas, las áreas vitales están preservadas, hay estabilidad, se han trabajado todos los factores de riesgo y hay mayor presencia de factores de protección. 

La sociedad necesita más información sobre los problemas de salud mental, los factores de vulnerabilidad a padecerlos y las edades más proclives de inicio.

¿Cómo puede ayudar la sociedad para frenar el aumento de los TCA? 

La sociedad necesita más información sobre los problemas de salud mental, los factores de vulnerabilidad a padecerlos y las edades más proclives de inicio. Se necesitan más escuelas de padres que trabajen en la prevención y promoción de salud. Así como, asignaturas en las escuelas que enseñen identificación y gestión emocional, autoestima, habilidades sociales y toma de decisión. 

En general, necesitamos más medios de comunicación que ensalcen el mensaje de tolerancia y concienciación sobre las diferencias corporales entre personas, de género, de raza, de orientación sexual, de condición física o cognitiva, etc... En definitiva, de tolerancia y de respeto.

El importante papel de la familia en los TCA

¿Cómo puede detectar la familia y el entorno que una persona podría estar desarrollando un trastorno de la conducta alimentaria? 

La parte más visible de un posible TCA tiene que ver con los cambios en la relación de la persona con la comida, con su cuerpo y con el peso. Verbaliza preocupaciones asociadas, hay mayor control sobre lo que come y se expresa el deseo de transformar el cómo se come (se quiere cocinar su propia comida, a veces se restringen alimentos, en ocasiones se come a escondidas y puede perderse el control sobre lo que se come), puede iniciar más interés por hacer deporte excesivo como manera de compensar lo que come o de transformar su cuerpo. También pueden aparecer conductas compensatorias como el vómito autoprovocado. Aparece una conducta de comprobación en forma de mirarse constantemente el cuerpo y una vivencia de insatisfacción. 

Otra gran área que ayuda a detectarlos es el estado de ánimo. Cuando se inicia o se desarrolla progresivamente el TCA, la persona va perdiendo motivación, energía para hacer cosas, deja de disfrutar por las actividades que antes le hacían sentir bien, se muestra triste o irritable con más frecuencia, habla de sí mismo en todo momento de forma negativa, evita enfrentar situaciones cotidianas…También pueden aparecer conductas de hacerse daño como las autolesiones. Otra detección tiene que ver con las áreas vitales: dificultades para entablar o mantener amistades, dificultades en lo académico o una mejora significativa de los resultados académicos por incremento de la exigencia, mayor aislamiento en la comunicación en casa o negativa a participar en los tiempos en familia.

Uno de los aspectos fundamentales del tratamiento de los TC es el trabajo con la familia

En los casos de TCA, el papel de la familia durante el tratamiento es crucial. / Cedida / Ita

¿Qué debería hacer y cómo debería actuar la familia? 

Ante la mínima sospecha, acudir a un centro especializado. En Ita, el primer paso es realizar una evaluación completa y descartar problemáticas o comenzar a trabajarla con la mayor celeridad para prevenir el desarrollo y avance. 

Mantener una actitud comprensiva, de apoyo y de no juicio con respecto al problema que tiene vuestro hijo/a es clave para obtener una respuesta adecuada y colaboradora. También se debe evitar la comunicación que se centre en relativizar la importancia de lo que le sucede o de exigencia. El TCA no es algo voluntario, es un trastorno psicológico que genera graves consecuencias físicas y mentales en las personas que lo padecen. La persona está atrapada en el trastorno y aunque desee cambiar, sin ayuda profesional es muy difícil conseguirlo. 

¿Qué rol juega la familia durante el tratamiento?

El papel de la familia es crucial. Es el gran apoyo para creer que el cambio es posible, realizarlo y mantenerlo. La resistencia de la familia a involucrarse en el tratamiento o no seguir las pautas es un factor de mal pronóstico, que incrementa las probabilidades de recaída.

La familia es necesaria para mantener una actitud positiva hacia el cambio. Es fundamental para pedir ayuda, además de recibir apoyo y comprensión, para mantener los límites y pautas claros en la lucha contra el TCA.  Dentro del tratamiento, juegan un papel fundamental haciendo sesiones con el psicólogo para ver evolución, participando en el grupo de padres o multifamiliar, haciendo terapia familiar… 

Si detectas algún problema de este tipo, puedes consultar al equipo de ITA.