El cáncer ya no tiene fronteras

Pacientes con cáncer y tratamientos innovadores

El cáncer sigue siendo una alarma social. Cuando se diagnostica, cuando se trata, cuando se comunica al entorno, cuando se convive con ello. El cáncer es la segunda causa de muerte en el mundo y en 2020 se diagnosticaron 19 millones de casos en el mundo, pero no todos los pacientes llegaron a tener un tratamiento adecuado.

Cristina García Medinilla, directora general de BeiGene España y Portugal; Cristina Bas, directora médico de Beigene España y Portugal; Antonio Salar Silvestre, hematólogo del Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia y representante del grupo Español de Linfoma y Transplante Autólogo de Médula Ósea; Patricia Baltasar, hematóloga del Hospital Universitario La Paz

Cristina García Medinilla, directora general de BeiGene España y Portugal; Cristina Bas, directora médico de Beigene España y Portugal; Antonio Salar Silvestre, hematólogo del Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia y representante del grupo Español de Linfoma y Transplante Autólogo de Médula Ósea; Patricia Baltasar, hematóloga del Hospital Universitario La Paz

Atala Martín

El acceso es, precisamente, uno de los grandes retos de la industria innovadora en España. Por eso, los objetivos que se marcan los laboratorios es la premura en las aprobaciones seguras de los medicamentos y en que lleguen a los destinatarios finales en el tiempo adecuado. Si bien la media de incorporación de un medicamento al sistema sanitario de salud de España es de 21 meses, con Brukinsa, el tratamiento para pacientes adultos con cierto tipo de leucemias, ese tiempo se ha acortado a nueve meses. Y es que el tiempo es fundamental a la hora de afrontar enfermedades como el cáncer.

La clave para este acortamiento ha sido la innovación, los buenos datos obtenidos de los ensayos, la misión de hacer llegar los medicamentos cuando antes de los pacientes, la colaboración con otros laboratorios pero, sobre todo, la investigación sobre inhibidores. En el caso que nos toca, sobre la BTK, una proteína que ayuda a algunas células de linfoma (células B) a crecer y a sobrevivir. Sin embargo, en palabras de Cristina Bas, directora médica de Beigene, el BTK se encuentra siempre activa y debe ser inhibida de forma sostenida en el tiempo y además debe ser selectiva.

En qué casos se aplica Brukinsa

En primer lugar, hay que decir que no se trata de un tratamiento de quimioterapia, con lo que la toxicidad es más baja y tiene bastantes menos efectos secundarios. Este medicamento actúa bloqueando un inhibidor de la tirosina cinasa de Bruton, una proteína del organismo que ayuda a las células cancerosas a crecer y sobrevivir. 

Y en segundo lugar, se aplica a pacientes adultos ya que los tipos de cáncer en los que se ha probado su efectividad son: la macroglobulinemia de Waldeström, el linfoma de la zona marginal y la leucemia linfocítica crónica, cuyas prevalencias se generan en personas de edades avanzadas.

Para la doctora Patricia Baltasar, hematóloga del Hospital Universitario La Paz, la leucemia linfocítica crónica es un ejemplo de una enfermedad tratada de manera multidisciplinar, en la que confluyen cardiólogos, geriatras, profesionales de la farmacia hospitalaria y otros. La prevalencia de este tipo de cáncer es de 48 casos por cada 100.000 habitantes y se da en pacientes con más de 70 años que no suelen morir por la enfermedad sino por su edad avanzada. Por eso, al abordar el tratamiento en estos casos, que no suele ser inminente, era necesario que no fuera agresivo y por eso, contar con una terapia de segunda generación y dar carpetazo a la quimio en estos casos ha sido un gran avance.

Algo parecido a lo que vive cada día Antonio Salar Silvestre, hematólogo del Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia y representante del grupo Español de Linfoma y Transplante Autólogo de Médula Ósea, quien asegura que el linfoma de la zona marginal tiene una prevalencia de este el 7% y el 8%, muy difícil de diagnosticar – en pacientes entre 60 y 65 años,– por que era básico acceder a un tratamiento no tóxico para los pacientes. Los esfuerzos que se han hecho para diagnosticar estos linfomas han sido titánicos y ahora, además, disponer de un tratamiento no tóxico, es básico para frenar la evolución del cáncer. Y es que, aunque el linfoma de la zona marginal suele tener buen pronóstico, una vez que el paciente recae o no responde al tratamiento, las opciones se reducen.

De nuevo, Cristina Bas abunda en el hecho de que los medicamentos innovadores impactan en la vida de los pacientes. Por eso Beigene apuesta por la investigación poniendo el foco sobre el 80% de los cánceres de mayor incidencia. Por eso, a final de este 2023, habrá 30 ensayos clínicos de la compañía en distintas fases de desarrollo repartidos por todo el territorio nacional, que involucra a más de 400 pacientes y 80 hospitales.