Redes sociales: menos autoestima, más sueño y adicción

Casi la mitad de los encuestados en un nuevo estudio consideran que estas app afectan a su salud emocional

Una mujer hace una foto con su móvil.

Una mujer hace una foto con su móvil. / Francisco Calabuig

Casi la mitad de los españoles cree que las redes sociales afectan de forma negativa a la salud emocional. Este es uno de los datos que incluye el V Estudio de Salud y Vida, que también revela que la población reconoce tener problemas de autoestima, sueño o adicción por consultar en exceso estas aplicaciones móviles, siempre presentes en el día a día, tanto en el ámbito personal como en el profesional.

Según el estudio publicado esta semana, el 44 % de los encuestados cree que las redes sociales tienen una influencia «negativa o muy negativa en la salud emocional», mientras que un 14 % piensa que lo hacen «de forma positiva o muy positiva», y el 41 % responde que no les influye en su vida.

Entre otras cosas, llama la atención que son los hombres quienes aseguran estar peor por las redes: el 55 % afirma que le afectan negativamente, mientras que entre las mujeres la diferencia es de 20 puntos, a la baja, el 35,1 %. En cuanto a la edad, el porcentaje más alto es de los 26 a 40 años, del 50,1 %.

En concreto, entre los problemas que detalla la encuesta publicada por la aseguradora Aegon, el 23 % reconoce sufrir problemas de autoestima tras el uso de redes sociales; dependencia a las app (un 12 %) o trastornos del sueño (11,3 %).

Asimismo, el 9,2 % de las personas encuestadas creen que puede relacionarse con la depresión y el 8 % reconocen ansiedad si no están ‘conectados’. En el 5,2 % de los casos han sufrido algún tipo de ciberbullying.

Más conectados pero aislados

Consuelo Tomás, psicóloga y directora del Instituto Valenciano de Ludopatía y Adicciones no tóxicas, pide «no demonizar las redes sociales, porque todo depende del uso que cada persona haga de ellas», pero sí constata los efectos negativos de su abuso.

El problema, según explica, se produce «cuando la persona pierde el control, cada vez dedica más tiempo a ellas, y eso le genera un montón de conflictos que es incapaz de frenar, con consecuencias serias en el plano familiar, personal e incluso laboral o académico».

Y es que, si las redes se usan mal, pueden llegar a suponer «un aislamiento de la sociedad». 

«No es solo la necesidad de estar conectados, sino el efecto ‘fomo’ (el miedo a perderse algo), y que la mente esté pendiente de qué habrá ocurrido en redes, qué foto se habrá subido o qué retroalimentación habrá tenido...», añade. 

«Cada vez más la persona necesita conectarse a redes sociales y, cuando no lo hace, está irritable, ansiosa… es un pequeño síndrome de abstinencia, con agitación, ansiedad y pensamientos recurrentes», apunta.

Consuelo Tomás también advierte de que en redes «se muestran unos cuerpos, unas vacaciones y unas casas idílicas que no todo el mundo tiene», lo que puede generar ansiedad.

Asimismo, algunos usuarios necesitan los comentarios o ‘me gusta’ para tener una mejor autoestima o «construyen una personalidad virtual a través de la aprobación de los demás».