El museo de la nostalgia: la UPV atesora 2.500 juguetes antiguos

El Museo del Juguete, en el Campus de Vera, tiene piezas desde los años 20 de un gran valor histórico y emocional

"Cambian la estética y los materiales, pero se sigue jugando y el valor del juego se mantiene", dice Gabriel Songel

Coches y cocinitas de madera, muñecas de trapo y con la cabeza de cerámica o de celulosa, bicicletas con latón reciclado, trenes eléctricos, soldaditos de plomo, una wonderwoman astronauta o piezas Lego de hace casi 50 años... son algunos de los juguetes que atesora la Universitat Politècnica de València (UPV), en una colección de 2.500 piezas de gran valor histórico pero, también, sentimental y emocional, que han sido la ilusión y han marcado la infancia de generaciones y generaciones.

El Museo Universitario del Juguete es una joya escondida en el Campus de Vera. Ubicado en una sala y varios pasillos de la ETS de Ingeniería del Diseño, es testimonio de cómo se divertían los niños y niñas hace ya 100 años. Contiene piezas desde los años 20 del siglo pasado hasta hace unas cuatro décadas, pero «se sigue jugando y el valor del juego se mantiene».

Ese es uno de los mensajes que traslada Gabriel Songel, catedrático de la UPV y director y alma matter del museo universitario, que explica que «solo cambian la estética y los materiales» con el paso del tiempo.

La relación con la escuela de Diseño es porque los estudiantes de la carrera tienen una asignatura de Diseño del juguete. El profesorado, además, investiga sobre la industria y con grandes marcas, algunas internacionales. La Asociación de Amigos del Juguete promovió la creación de este museo, en 1989, y dio los primeros fondos, además de algunos particulares como José Martínez Macián o José Pastor, y también empresas o jugueterías históricas.

60 vitrinas llenas de nostalgia

Un total de 60 vitrinas llenas de nostalgia muestran al visitante cómo se jugaba en las diferentes épocas pero, también, cómo era la sociedad en cada etapa, pasando de juguetes tallados en madera, más tradicionales y llenos de detalles, a la apuesta por las piezas metálicas y, posteriormente, el plástico y los grandes volúmenes de fabricación industrial en masa y más simples en las formas. Songel confirma que «los juguetes representan su época, por los materiales, los valores que transmite y la técnica con la que están hechos».

Destaca que «jugar es una necesidad ancestral del ser humano» y que los juguetes son, además, «de los pocos productos de nuestra vida que nos marcan». «Todo el mundo recuerda perfectamente sus juguetes preferidos, pocas cosas marcan tanto una experiencia personal e intensa como eso», añade.

Patinetes, bicicletas y triciclos.

Patinetes, bicicletas y triciclos. / Francisco Calabuig

Muchas de las piezas expuestas pertenecían a familias con un status social alto, pues las más humildes no podían costearse los juguetes y los niños y niñas sin recursos jugaban con cosas, sobre todo, de manufactura casera, como muñecas hechas por las mades. Esto fue así «hasta los años 60 y el nacimiento de la ‘clase media’, la publicidad y la industria actual».

En las vitrinas, los estudiantes de Diseño tienen numerosos ejemplos del ingenio de antes a la hora de fabricar los juguetes y también de cómo se optimizaban los materiales, sobre todo cuando la escasez. «A los niños que vienen, de cualquier edad, les sorprende todo mucho, porque no se imaginan que había juguetes antiguos tan parecidos a los suyos; y los mayores se emocionan y recuerdan mucho», dice Songel, que destaca, por encima de todo «el valor afectivo del juguete».

Abierto a visitas

El Museo del Juguete de la UPV puede visitarse cuando abre la escuela de 9:00 a 21:00 horas y con cita para grupos. Es un reflejo también de la industria juguetera valenciana, pues la mayoría de juguetes son de la Comunitat. Es una industria que «ha resistido y compite muy bien en los mercados internacionales, con un producto muy valorado por todo el mundo», apunta Songel.

Destacan, sobretodo, en muñecas y juguetes de estructuras grandes (como bicicletas, triciclos y pequeños vehículos de motor), a pesar de que la baja natalidad y las ventas concentradísimas en Navidad no son una ayuda para el sector.