Xenofobia y negocio

Empadronamiento por 100 euros: así aprovechan los caseros el bloqueo a los inmigrantes

El caso es que un apartamento de 20 metros en el modesto barrio madrileño de Usera se ofrece en MilAnuncios no como “vivienda”, o “piso” o “alquiler”, sino directamente como “Empadronamiento en Madrid”

Anuncios recientes de oferta de vivienda utilizando el reclamo comercial (subrayado en azul) del empadronamiento.

Anuncios recientes de oferta de vivienda utilizando el reclamo comercial (subrayado en azul) del empadronamiento. / El Periódico de Cataluña

Juan José Fernández

Ni siquiera en estos tiempos es frecuente en una web de anuncios por palabras la expresión “Por favor”, pero así lo pide uno de los avisos más recientes, de la pasada semana, en la página de MilAnuncios“Busco empadronamiento porfavor” (sic) se titula; “me urge mucho cualquier cosa”, abunda. En este caso va dirigido a interesados en Guipúzcoa que dispongan de una casa y de ganas de cobrar por inscribir como residente a esa persona… aunque no resida allí.

Otros cartelillos ruegan menos, pero son igualmente perentorios, como este del pasado día 15: “Busco empadronamiento para dos personas urgente en Guadalajara”. Y como ese, cientos de anuncios en los canales habituales. El empadronamiento es un bien valioso… por lento y escaso.

La premura suele ser el ingrediente principal en el problema. No solo ocurre en Ripoll. Este diario ha detectado también extranjeros atorados en el proceso de inscripción en Madrid, Valencia, Euskadi y Andalucía. El bloqueo para empadronarse que sufren, principalmente, los inmigrantes y la necesidad urgente de un papel que acredite el arraigo se ha convertido en base de un negocio clandestino para quienes quieren ganarse unos euros a costa de la necesidad ajena y el atasco administrativo.

La tarifa no es demasiado alta: se ofrecen y se demandan pagos que oscilan entre los 50 y los 600 euros al mes -relatan fuentes policiales, que centran la media en los 100 euros-, según sea el servicio ofrecido: ya sea un mero alquiler ficticio o una renta real por una infravivienda o una cama en una habitación de un piso compartido, siempre en los escalones más bajos del mercado inmobiliario. Al fin y al cabo, quien puede procurarse un chalet generalmente no tiene problema para empadronarse.

Avaricia o precariedad

Ciento cincuenta euros ofrece la pareja que busca papeles en Guadalajara. Y 400 en Osuna (Sevilla) una demandante extranjera que publicó su anuncio el 13 de enero a las once de la noche: “Busco habitación con empadronamiento para niño de 14 años y su madre. Tengo trabajo papeles al día” (sic).

En estos casos, se trata de inmigrantes que han decidido no recurrir a las mafias de la residencia y los papeles, de los matrimonios falsos y los trabajos ficticios. “Van por su cuenta, y frecuentemente confían en otros inmigrantes”, explica una fuente policial experta en este tipo de fraude.

A menudo es un extranjero ya con casa y residencia el que explota a otro. Los filtros administrativos no hacen tan fácil, como antes, anotar como residentes a seis, diez, quince personas en la misma vivienda, porque esa aglomeración atrae la inspección y se acaba el negocio. Pero “más que avaricia es precariedad”, explica el policía. O sea, el caso prototípico de un obrero extranjero que consigue alquilar una casa, pero que emplea gran parte de lo que gana en pagarse ese techo, y decide dedicar una habitación a alquilársela a quien quiera ayudarle con el gasto.

Atractivo comercial

Todas estas demandas que llenan las webs de anuncios breves penden como flecos del mercado del alquiler. Hasta se han convertido en argumento de venta, atractivo comercial.

“Alquilo habitación para chica tranquila, limpia y ordenada, que le gusten los animales y que actualmente trabaje. Servicios y empadronamiento en el precio”, dice una propietaria de Badalona. Tamaño: 10 metros cuadrados; precio: 400 euros al mes.

Cómo es que se puede vender un derecho como el empadronamiento como un servicio del alquiler es uno de esos misterios clandestinos del libre mercado del ladrillo. En Guadarrama, en la sierra de Madrid, una propietaria explica en una llamada recibida por este diario: “El empadronamiento depende de la estancia, del tiempo que se quede”. Si se acuerdan seis meses o más, el Ayuntamiento lo acepta. Si no, no llega al mínimo para ser considerado vecino.

El caso es que un apartamento de 20 metros en el modesto barrio madrileño de Usera se ofrece en MilAnuncios no como “vivienda”, o “piso” o “alquiler”, sino directamente como “Empadronamiento en Madrid”. Que mida solo 20 metros cuadrados, o a qué distancia está el Metro, o si la calefacción es de gas o eléctrica no importa tanto como la verdadera razón para cobrar 250 euros al mes: empadronamiento.

Para otra opción más cara, de 810 euros, la cosa se complica. El anuncio está soportado por la red Spotahome, que conecta a propietarios e inquilinos. Ofrecen una habitación de las seis que tiene un “piso amueblado” -y dispuesto para el pingüe negocio del alquiler fraccionado- en la calle Hilarión Eslava de Madrid. Así son 164 metros cuadrados y dos baños para compartir entre los ocupantes de seis estancias.

Los mencionados 810 de renta al mes tienen condiciones: “Hay una entrada de 90 euros sin empadronamiento por persona. Hay un precio de entrada con empadronamiento de 299 euros por persona…”, dice el anuncio.

En este tipo de negocios, el casero trata de lavarse las manos de una posible falsedad documental: él alquiló el inmueble; si el inquilino no va por allí… es cosa suya.

Demanda en serie

La tarifa más económica por un empadronamiento encontrada estos días por este diario es de entre 60 euros y 65 euros en un solo pago. La cantidad oscila según la localidad, según un fenómeno peculiar de oferta: en el MilAnuncios se publicó una cadena de cinco avisos con ese precio y el mismo título, “buscamos empadronamiento”, con apenas tres minutos entre cada publicación.

El primero, difundido para Pamplona a las 10:59 del pasado sábado, dice: “Somos un matrimonio casado españoles de 37 y 42 años que buscamos empadronamiento en Tudela o pueblos cercanos a Pamplona o en Pamplona (sic) precio por los dos empadronamientos juntos 130 euros los 2 juntos pago único”.

El anuncio segundo, publicado a las 11:02, dice exactamente lo mismo, solo que en lugar de las villas forales es “la provincia de Tarragona, cerca de Tarragona o Reus”. Precio: 130 euros.

Tres minutos después, lo mismo para Logroño. Y a igual precio que en el Baix Camp... La técnica permite sospechar de una evolución del negocio hacia la captación de padrones en serie, si bien a las fuentes policiales no les constan reventas.

Las policías españolas suelen tener intervenciones recurrentes contra redes de falsificación del padrón. La última significativa fue el Melilla el 9 de noviembre. La Policía atrapó a cinco integrantes de una red de contratos falsos de alquiler, que sacaban 2.000 euros a trabajadores y empleadas de hogar marroquís por uno que conllevara inscripción fraudulenta en alguna casa de Melilla. Cayó el trabajador de una gestoría de la ciudad. Falsificaba la firma de su mujer, dueña de una casa. Burocráticamente, le metió 36 inmigrantes.

Suscríbete para seguir leyendo