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Dos detenidos por matar a Javier fueron a prisión por robar pistachos y vino en casas

El presunto asesino sustrajo ropa de mujer de una vivienda y siguió desvalijando chalés disfrazado

Dos de los tres lituanos detenidos por el crimen homófobo de Javier Abil Orpegui, el hombre de 45 años asesinado de 17 puñaladas y descuartizado en un piso del Grau de Gandia el pasado 5 de mayo, habían pasado varios meses en prisión el año pasado por pequeños robos en viviendas perpetrados en Xàbia, cerca del lugar donde se deshicieron de los restos de su víctima.

Aivaras F., el presunto autor material del crimen, y Vaclovas J., uno de los implicados que confesó el homicidio y que condujo a la Guardia Civil al paraje de Pego donde habían arrojado el cuerpo desmembrado de Javier, fueron detenidos hace un año por la Guardia Civil de Xàbia por asaltos a domicilios. Todos ellos de poca monta.

De hecho, cuando fueron arrestados únicamente llevaban encima una bolsa de pistachos, una botella de vino y un bolígrafo. Aivaras, el supuesto cabecilla y promotor, según los otros dos detenidos, de matar a Javier por su condición homosexual, llevaba ropas de mujer a modo de disfraz cuando los agentes de Xàbia lo apresaron.

Según fuentes conocedoras de los hechos, ambos habían entrado en varias casas donde únicamente se dedicaron a abrir y consumir comida y botellas de alcohol. En una de las viviendas, Aivaras cogió prendas de la dueña y las vistió y de esa guisa continuó con su supuesto compinche asaltando otras casas, todas ellas vacías.

De hecho, hasta el brutal asesinato de Javier Abil, únicamente tenían en su haber delictivo esos robos, por los que el Juzgado de Instrucción número 1 de Dénia decretó su ingreso en prisión, y algunas peleas y broncas, principalmente Aivaras, conocido por su carácter violento. Ambos permanecieron menos de medio año en la cárcel y posteriormente lograron salir en libertad provisional a la espera del juicio. Aivaras F., el único que se ha negado a declarar y a admitir su implicación en los hechos, y Vaclovas J., el más joven de los tres detenidos con 21 años, se habían ganado la vida como temporeros, aunque no está claro si tras el crimen de Javier decidieron deshacerse del cuerpo en Pego porque habían estado trabajando en algún campo de naranjos próximo o si llegaron hasta allí como fruto del azar.

Por lo que se refiere al tercer detenido, Raimondas M., el inquilino del piso del Camí Vell del Grau (Gandia) en cuyo comedor fue asesinada y descuartizada la víctima, era el único que carecía de antecedentes y que tenía una vida laboral estable como cocinero en un establecimiento de Gandia. De hecho, fue el primero en confesar lo sucedido.

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