Una mujer fue detenida ayer en València por un delito de homicidio por imprudencia después de que el juzgado le ordenara personarse en dependencias judiciales para aclarar la muerte de su bebé, de apenas un mes de vida, el pasado mes de noviembre. El recién nacido no estaba registrado y no se tenía constancia de él en ningún centro hospitalario al haber dado a luz la madre en su domicilio y en todo ese tiempo no habérselo notificado supuestamente a nadie.

Los investigadores de la Policía Nacional habían solicitado al juzgado para que se le tomaran muestras de ADN a la mujer, para así cotejar si realmente es la madre biológica del recién nacido fallecido o si habría mentido, pero tras ser citada en varias ocasiones y no haber sido localizada se ordenó su detención.

Nada más ser arrestada fue puesta ayer por la mañana a disposición del juzgado de Instrucción número 14 de València, que investiga la muerte del bebé. La acusada de un delito de homicidio por imprudencia dio vagas explicaciones sobre cómo se produjo el fallecimiento del pequeño y los motivos por los que no lo llevó al hospital ni avisó a servicio médico alguno desde su nacimiento un mes antes de su muerte.

El fallecimiento se produjo el pasado 16 de noviembre en un domicilio de la calle Músico Maestro Sosa de València cuando la mujer telefoneó al 112 alertando de que su hijo recién nacido no respondía. Al llegar al lugar los servicios sanitarios de emergencia comprobaron que el bebé estaba ya en parada cardiorrespiratoria y que su temperatura corporal indicaba que llevaba tiempo así. Tras tratar de reanimarlo sin éxito durante casi una hora solo pudieron confirmar su muerte.

El cadáver del bebé fue trasladado al Instituto de Medicina Legal de València para realizarle la autopsia. Aunque el resultado definitivo de la misma todavía no consta en la causa, los forenses encontraron sangre y comida en la glotis del recién nacido, y apreciaron signos de desnutrición.

La mujer que se identificó como la madre del pequeño, de 32 años y natural del Congo, explicó a los policías que había dado a luz hacía un mes y cuatro días en su propia casa y reconoció que en todo ese tiempo no lo había visto ningún médico.

Según alegó, y ratificó ayer en su declaración ante el juez, el pequeño llevaba dos días vomitando porque según ella, «no le sentaba bien la leche», por eso había optado por darle papilla. Asimismo, la acusada de un delito de homicidio por imprudencia, que fue detenida ayer al no presentarse voluntariamente en el juzgado manifestó que es consumidora habitual de alcohol y marihuana.