El tercer día de juicio contra Jorge Ignacio P.J. ha comenzado con el testimonio de la víctima más joven del presunto asesino de Marta Calvo y otras dos mujeres. Esta joven que, al igual que la testigo de ayer sobrevivió a un encuentro con el acusado, ha relatado cómo le suministró vino blanco en cuanto llegaron a su casa y cómo, tras insistirle en varias ocasiones a que consumiera cocaína, Jorge Ignacio le introdujo droga debajo de la lengua sin su consentimiento.

El relato de esta joven concuerda bastante con el modus operandi descrito ayer por el Jefe de Homicidios de la Guardia Civil y también con los hechos narrados por la primera víctima. Según la primera testigo de hoy, el acusado le ofreció varias veces consumir hasta el punto de forzar a hacerlo. “Me introduce con el dedo cocaína bajo la lengua y no me dio tiempo a pararlo”, relata la víctima. “Luego lo intentó en la vagina, y yo le dije que no”. “Él me decía que era para pasárnoslo bien”. “Ya no era el chico simpático de cuando me subí al coche, estaba frío y serio”, matiza la testigo.

Mucha cocaína y pérdida de conocimiento

En todo momento, la víctima explica que el acusado disponía de grandes cantidades de cocaína en una bolsa y que en un momento concreto del encuentro, y tras consumir droga "porque estaba muy pesado", matiza, perdió el conocimiento. “Accedí a hacerme la última, porque estaba muy, muy pesado”, reconoce la testigo. “Me fui hacia la mesilla de noche y ya no recuerdo nada más”, explica la víctima, quien lo siguiente que recuerda es que se despertó de repente. “Estaba encima de mí, como dándome bofetadas”.

“Me medio cogió en brazos y me metió en la bañera. Me mojó con agua y me enjabonó por todas partes, insistiendo en las axilas, en la vagina, …, por todas partes”. “Luego me ayudó a ir al sofá, y allí me dijo que había estado inconsciente y cuando me dijo que llevaba 20 minutos, le reproché que no llamara a una ambulancia, y entonces me dijo que habían sido solo cinco minutos”. “Me contó que me habían cambiado las facciones, y yo me asusté”. “Me fui a otra habitación y llamé a una amiga para contárselo. Cuando volví, volvió a decirme que si seguíamos con la fiesta, y yo, obviamente le dije que no. Entonces me llevó a València”. Calcula que estuvo entre una hora u hora y media inconsciente. Lo sabe porque estuvo más de tres horas desconectada de datos, y eso no es normal. Finalmente, cree que pasó allí entre siete u ocho horas.

Como consecuencia de esta experiencia, la testigo asegura que bloqueó al acusado, al que hoy ha identificado sin ninguna duda, y que dejó de tener contacto con él. “Fueron mis padres los que cayeron en que mi caso era como el de Marta. Yo no veía la televisión. Después de unas semanas, lo busqué por internet y ya le vi la cara sin pixelar y supe que era él. Me acordaba muy bien de su cara”, explica la víctima.