Piden pena mixta de cárcel e internamiento en un psiquiátrico para la joven que mató a su amante en Cullera

La acusada sufrió una descompensación de su enfermedad mental por el consumo de alcohol

La acusada fue trasladada a Fontcalent tras ser puesta a disposición judicial en Sueca.

La acusada fue trasladada a Fontcalent tras ser puesta a disposición judicial en Sueca. / Perales Iborra

La joven de 18 años que hace un año acabó con la vida de un hombre, de una puñalada en el cuello, tras mantener relaciones sexuales con su víctima en el domicilio de éste, en Cullera, sufrió una descompensación de su enfermedad mental por el consumo de alcohol, según acreditan los informes psiquiátrico forenses. Fruto de este brote de la esquizofrenia que padece, E.H.D.M. tenía mermadas sus capacidades mentales y no era consciente de la realidad, pero sin llegar a tener anulada por completo su voluntad, según estima el Ministerio Fiscal. De ahí que la Fiscalía solicite para la acusada de un delito de homicidio una pena mixta de ocho años de prisión y una medida de internamiento en establecimiento psiquiátrico por un tiempo máximo de quince años.  

Tendrá que ser un jurado popular el que determine su culpabilidad e imputabilidad, pero en caso de que se le impusiera dicha pena la acusada siempre cumpliría antes la medida de internamiento psiquiátrico, lo que a efectos prácticos supone que los ocho años de cárcel los pasaría en el centro psiquiátrico –donde podría alargarse su estancia hasta los 15 años–. En caso de que los especialistas valoraran una mejoría notable de su enfermedad mental antes de ese periodo, si todavía le queda pena por cumplir, el resto la pasaría en una prisión convencional. 

Los hechos ocurrieron el 13 de octubre del pasado año en un domicilio de la calle Blasco Ibáñez de Cullera, aunque no fue hasta más de 24 horas después que se destapó el crimen cuando la joven confesó a la Policía Local de Cullera que había matado «a su novio». El cadáver de Luis Ferrando, de 40 años, fue encontrado en la despensa de la galería de su vivienda, escondido entre enseres de limpieza, durante la inspección ocular del inmueble.

La familia de la presunta homicida llevaba tiempo tratando de poner soluciones a los constantes botes psicóticos que sufría la joven, que todavía era menor de edad cuando comenzaron los trámites del expediente de discapacidad ante la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas, como informó en su día Levante-EMV. «Temíamos que se quitara la vida ella o se la quitara a otra persona», reconocían sus familiares a este periódico. Por desgracia, como suele ocurrir, la respuesta institucional llegó ya tarde.

La tarde del 13 de octubre la joven, de 18 años recién cumplidos y con una esquizofrenia diagnosticada desde un año antes, quedó con Luis, un hombre al que había conocido unos días antes. Tras mantener relaciones sexuales en la vivienda de él, en Cullera, y consumir sustancias estupefacientes y alcohol, estando ambos en la cama se produjo una discusión –por causas que la acusada no recuerda–. Así, según el relato de hechos del fiscal, la joven golpeó a su amante en varias ocasiones y haciendo uso de una navaja de pequeñas dimensiones le asestó una puñalada en el cuello. Debido consumo del alcohol y la cocaína, el hombre apenas pudo defenderse y murió al seccionarle la arteria carótida.

La presunta homicida fue vista esa misma tarde ensangrentada lavándose en la playa. Los agentes tuvieron incluso que sacarla del agua, pero en un primer momento manifestó que había sido violada, aunque tras ser explorada en el hospital se descartó dicha posibilidad. Al día siguiente acabó confesando que acababa de recordar que había matado «a su novio» y los llevó a la casa.