La Unión Europea quiere dar un acelerón a la recogida selectiva de los residuos sólidos urbanos para promover su recuperación y avanzar en una verdadera economía circular basada en un concepto clave: los residuos no son basura sino recursos. El objetivo europeo es establecer nuevas reglas sobre reciclaje y gestión de residuos con objetivos legalmente vinculantes, cuestiones todas estas en las que España está a la cola. Pero, ¿a qué retos hay que hacer frente para conseguir ser más sostenibles?, ¿cuál es el camino a emprender para adecuar la gestión a los requisitos europeos? y, quizá, lo más importante, ¿cómo va a repercutir todo esto en el ciudadano? ¿Será necesario una nueva tasa? ¿Se apostará por los incentivos como ya se está haciendo en otro países?

De todo ello se habló en el desayuno organizado por Levante-EMV en el Hotel Intur de Castelló en el que se contó con la participación del director general de la empresa de gestión medioambiental Fobesa, Juan Pablo Mateo, el presidente de la Diputación de Castelló, Javier Moliner, la presidenta del consorcio de residuos Reciplasa, Ali Brancal, el alcalde de Vila-real, José Benlloch, la alcaldesa de Benicàssim, Susana Marqués, el alcalde de Morella, Rhamsés Ripollés, y el vicerrector de Campus y Vida saludable de la Universitat Jaume I (UJI) de Castelló, Rafael Mayo. Actuaron como moderadores el director general de contenidos de Prensa Ibérica, Cruz Sierra, y el delegado de Levante de Castelló, Pepe Beltrán. Los impuestos y los incentivos fueron dos de los aspectos que se abordaron como necesidades a tener en cuenta si se quieren alcanzar los objetivos que marca la UE.

Los impuestos

¿A favor o en contra?

Un gasto para el ciudadano

El aplicar una nueva tasa o subir los impuestos siempre resulta un tema controvertido, por el impacto que ello supone en la economía doméstica de los ciudadanos. El presidente de la Diputación de Castelló, Javier Moliner, apuntó que hay que hacer ver al ciudadano que «mejorar la gestión de residuos es un reto» y que «si no lo hacemos, no van a ser conscientes de que tienen que pagar más». «Todo cuesta un dinero y todo sale de los impuestos de los vecinos. Hay que hacer verles que se le da un servicio que redunda en la mejora de la calidad de vida. Que no se hable del impuesto solo como un gasto sino de una valoralización», apuntó Moliner.

La postura del alcalde de Vila-real, José Benlloch, fue contundente: «Nunca he sido partidario de subir impuestos», espetó. Benlloch argumentó que, actualmente, hay varias maneras de repercutir el coste de las basuras, a través del IBI o con una tasa, lo que genera una «distorsión» en el mensaje que se traslada a la hora de hacer «educación». «Los ciudadanos no comprenden por qué en unos municipios se cobra una tasa y en otros no. La solución pasaría por la supramunicipalización para que la gestión se asumiera por actores que están por encima de los ayuntamientos y unificar criterios», apuntó.

A este respecto, la presidenta del consorcio de residuos Reciplasa, Ali Brancal, también expresó sus dudas ante una nueva tasa porque «cuando compras una botella de plástico ya estás pagando para que el envase se separe en el origen, y que así sea menos difícil de tratar». Otro reto sería, según ella, un cambio de mentalidad en el que los ciudadanos «no vieran el tratamiento de las basuras como un servicio público sino como una gestión del medio ambiente». «Hemos tenido una excesiva consideración como un servicio público en el que, si hay más basura, tenemos que ofrecer más servicio. Si lo planteas como una cuestión medioambiental con campañas, ciudadanía, investigación, premios,... podemos tener otros resultados, si no, para los vecinos es más dinero», reseñó Brancal.

La alcaldesa de Benicàssim, Susana Marqués, se mostró muy realista al asegurar que, ahora mismo, «para un ayuntamiento es muy complicado aplicar una tasa. Tendríamos que trabajar mucho para que el ciudadano lo viera como algo positivo» y abogó por que los alcaldes sean la «piedra angular» para promover políticas de responsabilidad «y aplicar las tres R: Recoger, Reciclar y Revalorizar». «No tiene que ser la Unión Europea la que nos obligue a respetar el medio ambiente sino que tiene que ser convicción propia», añadió.

En el caso de los pueblos de interior, la cuestión de las tasas es más sangrante ya que la distancia se traduce en un importe aumento del coste en el transporte. Así lo expuso el acalde de Morella, Rhamsés Ripollés, quien mostró su preocupación con el coste que esto puede tener en el ciudadano. «Es por ello que tenemos que atajar el problema y sensibilizar a la población desde el origen y no solo en la revalorización», señaló Ripollés.

Los incentivos

Bonificaciones

Solución a corto plazo

La otra cara de la moneda, y en contraposición de las tasas, serían los incentivos. A este respecto, el director general de Fobesa, Juan Pablo Mateo, apunta la posibilidad de que se bonificaran a los vecinos que reciclaran más y mejor. «Podrían ser una de las medidas a considerar, al menos, en un futuro muy próximo», asegura. Una postura compartida por el alcalde de Vila-real quien señala a la «creatividad» para buscar fórmulas que reconozcan la buena labor ciudadana. «Una solución será aplicar la creatividad, y no se nos ha formado mucho en esto. Premios al barrio más limpio, trabajos audiovisuales en institutos, hacer llegar el mensaje que el dinero que se gasta en la basura se deja de invertir en otras cuestiones,... serían algunas de las opciones», señala Benlloch.

El alcalde de Morella, Rhamsés Ripollés, apunta a la posibilidad de crear una tasa impositiva como en el caso del agua en la que cuanto más usas, más pagas. «Se podría buscar una fórmula similar con que premiar a los ciudadanos y ciudadanas que se implican en la gestión y separación de los residuos», apunta. Rhamsés añade que «también tenemos que trabajar en incentivos, como pagar menos aquel que recicla más, como ya se hace en otros países. Que el ciudadano que participe pueda ser compensado en el recibo».

Investigación

Desde el origen

Lobbies de presión

La investigación es otro de los factores, más que importantes, para logar reducir, reciclar y revalorizar la basura. El vicerrector de Campus y Vida Saludable, Rafael Mayo, destacó la importancia de «empezar a atajar el problema desde el origen». «Parece que todas las acciones van encaminadas a actuar al final del proceso, cuando ya se ha generado la basura y, en mi opinión, se tendría que trabajar más en un diseño que facilitara la distribución y redujera el volumen de residuos, es decir, atajar el problema desde el origen». Para eso, «es muy importante la creación de ´lobbies´ de presión para hacer hincapié en que el problema no es solo la parte final del proceso sino mucho antes». Una opinión compartida por el director general de la empresa de gestión medioambiental Fobesa, Juan Pablo Mateo, quien, además, apunta que «estamos en un punto de inflexión en el que los residuos empieza a suponer un verdadero reto en la recogida y las plantas de tratamiento, por lo que tenemos que seguir trabajando en la concienciación». A este respecto, el presidente de la Diputación de Castelló, Javier Moliner, asevera que «las soluciones están inventadas, ahora hay que explorarla para que la gestión de la basura no sea un problema, como tampoco se cuestiona la depuración del agua».

Y, sobre todo, seguir apostando en educación y concienciación para que la basura deje de tener esa connotación negativa de rechazo, de aquello que tiras porque no lo quieres en casa, y eliminar indicadores de referencia como el de a más basura, más prosperidad, como apuntó la presidenta del consorcio de residuos Reciplasa, Ali Brancal. El reto será ver la basura como una oportunidad.