La instalación de robots en las fábricas comenzó hace cincuenta años en el sector del automóvil. Un invento que ayudó a mejorar y reducir los costes de producción pero con un problema: estas máquinas no pueden trabajar junto al hombre y están en zonas enjauladas por seguridad. Hace diez años surgió un cambio de modelo con los «cobots», robots creados para interactuar físicamente con humanos en un entorno colaborativo de trabajo. La empresa valenciana CFZ Cobots se ha especializado en la adaptación de este tipo de robots para que puedan operar mano a mano con trabajadores humanos en pymes y en grandes empresas que tienen tareas muy especializadas. Un cobot de la firma valenciana cuesta como máximo 30.000 euros y el plazo de amortización es de un año. La empresa de robótica, que acaba de entrar en la aceleradora de Juan Roig Lanzadera y que tiene su sede social en Elx, fue fundada en 2016, emplea a seis operarios y factura un millón de euros al año.

Borja Coronado, cofundador y CEO de CFZ Cobots, explica que los robots que venden son ligeros lo que permite trasladarlos fácilmente de una línea de trabajo a otra para que desempeñen diversas funciones dentro de una empresa mediana. Las máquinas de CFZ Cobots pesan tres, cinco y diez kilos, y se pueden trasladar en un coche. La compañía ha vendido en sus dos años de vida ochenta cobots, treinta de ellos a la factoría de Ford en Almussafes. «El robot puede parecer carísimo de entrada, pero ahorra espacio, no necesita zona de vallado como los que se utilizan en la gran industria y además es muy flexible al poder utilizarse en diferentes líneas de trabajo», subraya Coronado.

El responsable de la firma incide en que una de las grandes ventajas de sus robots es que se pueden manejar sin complicaciones desde una tableta. «El concepto de la robótica lleva a pensar en grandes consolas con mandos que son difíciles de utilizar. Nuestro sistema es muy sencillo e intuitivo», apunta Borja Coronado.

Forrado de féretros

La compañía ha realizado múltiples adaptaciones de sus robots. La más curiosa fue el diseño que hicieron para una empresa de ataúdes de Xàtiva, que adquirió el robot para forrar el interior de los féretros. La empresa valenciana Power Electronics ha adquirido los cobots de la firma para el atornillado de componentes de los semiconductores de sus dispositivos electrónicos. La multinacional Faurecia (que produce elementos del automóvil) ha comprado para su fábrica de Almussafes las máquinas de CFZ Cobots para la fijación de las piezas de plástico en las puertas de los coches. La empresa de Ibi Plasticol (Plásticos Coloma) ha adquirido cuatro robots para mejorar su producción. «Nuestros robots sirven para cualquier tipo de empresa con independencia de su tamaño. Son muy útiles para grandes compañías o para talleres pequeños que tienen tareas repetitivas muy especializadas», asegura Borja Coronado. El responsable de la firma ilicitana defiende que este tipo de robots no entrañan un riesgo para el futuro laboral de los trabajadores de las empresas que los incorporan. «No destruyen trabajo. Todo lo contrario. A la larga generan trabajo porque las empresas van mejor. Los países más robotizados del mundo son China, Estados Unidos, Japón y Alemania, y tienen pleno empleo. Estamos pasando de una fabricación en masa a una producción personalizada y para este nuevo modelo es muy útil la robotización», destaca el CEO de CFZ Cobots.

Los aparatos de la empresa de robótica también son útiles en el campo. Los cobots se pueden utilizar para recoger naranjas. La firma trabaja actualmente con la Universidad Miguel Hernández de Elx y una universidad de Israel para adaptar este tipo de máquinas a la cirugía. «No hay peligro. Tienen una precisión de media décima de milímetro», advierte Borja Coronado.