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Contra los puentes levadizos

Descifrando a Turing

El reconocimiento internacional le llegó tarde a Alan Turing

El reconocimiento internacional le llegó tarde a Alan Turing. Este matemático inglés, inventor de la computadora moderna y padre de la máquina que descifró el código Enigma alemán durante la Segunda Guerra Mundial, se suicidó en 1954 al morder una manzana rociada con cianuro, con apenas 40 años y sin haber podido ver cómo sus ideas visionarias se convirtieron en realidades transformadoras, tales como Internet y las redes sociales. Sesenta años después de su muerte, varios libros (Alan Turing: el hombre que sabia demasiado, de David Leavitt; Alan Turing: el pionero de la era de la información, de B. Jack Copeland; Los innovadores, de Walter Isaacson) y una película (Descifrando Enigma, de Morten Tyldem, basada en la biografía Alan Turing: The Enigma de Andrew Hodges, inédita en España), celebran el genio de Turing. La película Descifrando Enigma, nominada a 5 Globos de Oro, contiene el mejor homenaje que el cine podía hacer a la figura del matemático inglés al que da vida el camaleónico actor Benedict Cumberbatch. Turing aparece con su propio nombre y sus circunstancias (fue un homosexual declarado en una época en que tal conducta era perseguida en Inglaterra hasta bien entrados los años sesenta), algo que le fue negado en la película Enigma (2001) de Michael Apted, sobre los descifradores de códigos de Betchley Park, sede de los servicios secretos británicos, en la que su nombre no se menciona en ningún momento, pese a que Turing no sólo formó parte del equipo de científicos y matemáticos que se pusieron a la tarea de descifrar el código Enigma alemán, sino que también desempeñó un papel clave. Según cuenta Copeland en su libro: «Turing en persona reveló el modelo Enigma que utilizaban los submarinos que iban a la caza de los convoyes mercantes en el Atlántico norte. Fue una aportación crucial. También buscó un medio de colarse en el torrente de mensajes que repentinamente empezaron a emanar de una nueva máquina de cifrado alemana, mucho más sofisticada, a la que los británicos dieron el nombre de Tunny. La red de comunicaciones de Tunny, un antecedente de las redes actuales de telefonía móvil, abarcaba Europa y el norte de África. [...] El descubrimiento de Turing en 1942 dio paso al primer método matemático que permitió desentrañar los mensajes de Tunny. En Betchley Park, este método se conocía sencillamente como turingería». Descifrando Enigma restituye el nombre de Turing, oculto por el tiempo, los malentendidos y las convenciones sociales, al lugar que merece en la historia de la programación digital. Su suicidio, tras un vergonzoso juicio por ultraje a la moral pública y perversión sexual (la pena llevaba aparejada un tratamiento de estrógenos con objeto de curarle su homosexualidad, aunque lo único que consiguió fue que le salieran pechos y engordara), quizás añadiera un componente mítico a su vida, pero toda la aflicción por lo que pudo haber sido y no fue ya se encontraba en su aislamiento voluntario ante el descalabro emocional que le produjo la muerte de su primer amor, Christopher Morcom.

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