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Entrevista

Isabel Barceló: "Las acciones de las mujeres de Roma para impedir la guerra no han sido valoradas"

Sus "Mujeres de Roma. Heroísmo, intrigras y pasiones" ha sido distinguido con en el Premio de la Crítica en la modalidad de ensayo

Isabel Barceló: "Las acciones de las mujeres de Roma para impedir la guerra no han sido valoradas"

P ¿Entre su «Mujeres de Roma» cuál es su favorita?

R Imposible decirlo. Me he apropiado de todas las mujeres, y todas forman parte de mi.

P Entonces, ¿qué historia se ha resistido más?

R Beatrice Cenci [reina de Judea (s. I d.C.)] me impactó y me costó mucho asimilar su historia. Es uno de los personajes más difíciles de reconstruir. Luego hay mujeres con ternura como Pero [s. II a. C.], y Virginia [s. V a. C.] que te conmueven de una manera especial.

P Aunque hay otras muy duras.

R Agripina [la matrona más ilustre de Roma (s.I d. C.)], por ejemplo.

P ¿Cuánto tiempo estuvo en Roma investigando?

R Seis meses, pero tenía una preselección de 120 mujeres para luego buscar in situ, porque mi intención era ubicarlas en lugares concretos.

P Hay un gran conocimiento de Roma en el libro.

R La he pateado de arriba a abajo, de norte a sur.

P ¿Las mujeres de Roma pasaron desapercibidas porque los biógrafos del Imperio eran hombres?

R Algún escritor antiguo habla de acciones colectivas de las mujeres, como las matronas Veturia y Volumnia, o las mujeres que dan sus joyas para salvar la ciudad de los galos. Pero para hablar de mujeres concretas, hay que leerse muchas biografias de señores para encontrar tres líneas.

P Además de la investigación, «Mujeres de Roma» desliza un gran matiz literario.

R Es un trabajo de vocación literaria, donde quería documentarme, pero la forma de contar esos momentos es absolutamente literaria. El libro es difícil de encasillar en un género. Un tipo de ensayo muy personal.

P ¿Se ha guardado alguna historia para un futuro libro?

R Tuve que quitar algunas historias para que no resultará demasiado largo, buscando el equilibrio con mujeres de diferentes épocas y experiencias vitales. Pero hay historias con mujeres extraordinarias en los tiempos finales de la República, con la familia Julio-Claudia que son impresionantes. Mesalina es un personaje fascinante y uno de los personajes más maltratados por la historia, porque la han calificado como la mujer más perversa cuando murió con 21 años... O Agripina la Mayor, que fue una mujer de una potencia extraordinaria.

P ¿Por qué después de 3.000 años seguimos sintiendo atracción por Roma?

R La extraordinaria memoria de Roma tiene una potencia muy grande. Es parte de nuestra historia. España dio tres grandes emperadores. Duró siete siglos, y si contamos Bizancio quince. Esa civilización romana nos transmite su modo de pensar, sus dioses, sus derechos, sus infraestructuras, la lengua... Algunos expertos italianos dicen que seguimos hablando latín. Los romanos tenían un altísimo concepto de si mismos, y de alguna manera hemos heredado ese concepto.

P El libro va por la tercera edición en un año. ¿Qué dicen las mujeres que lo han leído?

R También gusta mucho a los hombres, pero en general las mujeres se sienten como reforzadas, orgullosas. Les fascina las historias de mujeres.

P Nunca nos contaron en la escuela como algunas mujeres cambiaron el devenir de Roma.

R A una matrona romana no le tosía nadie, pero desde el punto de vista patriarcal el valor supremo es la guerra, que va unido a la gestión de lo público. Eso es lo que tiene valor, pero a las mujeres las excluyeron de la guerra y de los asuntos públicos. Hay una contradicción, porque las grandes victorias militares de los romanos fueron exaltadas, pero las actuaciones de las mujeres para impedir la guerra, que fueron muchas, que no conllevan el uso de las armas, no ha tenido valor para analizar la historia. Parece que tenga más valor matar o salvar la vida.

P En el matrimonio romano existía el divorcio.

R Sí, y los hijos siempre se quedaban con el padre, pero jamás perdían la ligazón con las madres. Eso es una mina de aprendizaje.

P ¿Por qué hemos retrocedido?

R A las romanas se les respetaba mucho. Hablo de la mujer libre, las matronas. Era más estatus jurídico que de género. Su desaparición nos ha privado de heredar ese prestigio. El cristianismo, aunque en sus primeros tiempos dio cierto espacios a las mujeres, luego las metió bajo la bota.

P ¿Cómo estamos?

R En nuestro mundo occidental, y en España en concreto, bastante bien desde el punto de vista legal. En la realidad cotidiana, las leyes van por delante de conjunto de la sociedad. Hemos avanzado mucho, pero aún nos queda. Pero para llegar a una sociedad más equilibrada y más justa tenemos un largo camino para recorrer. Las mujeres y los hombres.

P ¿Alguna preocupación en ese camino?

R Seguimos en esa estructura patriarcal que se reproduce a si misma. Me preocupan esos repuntes más fuertes de querer someter de mayor control a las mujeres. No obstante, tengo confianza en el género humano y en muchos hombres que son conscientes de ese equilibrio y sobre todo confio mucho en la capacidad de afrontar retos de las mujeres.

P ¿Con qué está ahora?

R Tengo veintesiete mil ideas en la cabeza... Leo una cosa y me iría detrás, pero siempre en relación con mujeres y con esa Roma que nos enseña tanto, y nos proyecta al futuro. No se trata tanto de hacer esa justicia poética a las mujeres, como decir que tenemos muchos méritos como género.

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