Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Muestra

No es lo que parece

Primera individual de este joven artista que plantea una aproximación personal desde la abstracción a las longevas relaciones entre la vida y el arte

No es lo que parece

La abstracción fue una de las mayores revoluciones acaecidas en las artes visuales de principios del s.XX. Con ella, se cortaba el cordón umbilical que durante milenios había ligado la obra con la realidad (el arte imita a la vida, principio asentado por Aristóteles). En su búsqueda esencial de la verdad, se hizo insoportable para algunos artistas el engaño de hacer y mostrar algo que parecía pero no era. Salvando las distancias, esta exposición de Antonio Gil Cásedas (Zaragoza, 1991) le da otra vuelta de tuerca al propio concepto de abstracción y a ese secular juego relacional entre la vida y el arte. Sus obras son abstractas pero forman parte indisociable de su vida real.

La primera impresión cuando entramos y damos una ojeada al conjunto, nos remite a un territorio donde parece reinar la abstracción geométrica de corte minimalista. Las etiquetas (nunca mejor dicho) se suceden en nuestra mente con la misma facilidad que a diario juzgamos y condenamos a troche y moche, sin proceso ni juicio previos. Una visión más detenida y atenta, nos hace reparar en pequeños detalles que van enfocando nuestra atención. La lectura de los títulos aporta información pertinente para aproximarnos a la singular belleza que destilan los materiales elegidos, las composiciones ordenadas, las construcciones dispuestas con el mimo y el tino de quien es capaz de ver lo que la mayoría no ve y de conferir una dimensión poética a los objetos y las experiencias más cotidianas y rutinarias.

Acciones ordinarias -o infraordinarias como señalaría Perec- que terminan por destilar el tiempo vivido de las horas de trabajo en un conjunto de obras de extraordinaria delicadeza y sensibilidad. El adjetivo, seguramente más adecuado, de post-minimalistas introduce una diferencia fundamental respecto a este singular estilo. Aquello pioneros querían vaciar de cualquier contenido significativo a la obra de arte; su sentido se agotaba en la forma material, y la repetición mecánica del objeto era su manera de subrayar ese vaciamiento.

A.G. Cásedas somete a un doble proceso de abstracción y de resignificación materiales y objetos que ocupan su espacio y su tiempo laboral por cuenta ajena. Él ha sabido apropiarse de aquello que ha considerado adecuado para articular un discurso perfectamente entretejido entre la trama de la vida y la urdimbre del arte; entre las repeticiones sistemáticas fijadas por las directrices de la imagen de marca y las posibilidades expresivas que salen a relucir por mor de su capacidad de transformar elementos originalmente anodinos en partes significativas de un nuevo contexto. El uso expresivo de la repetición encierra una evocadora dimensión temporal. La serialidad que aparece como constante bajo el juego inteligente de la diversidad, viene a subrayar esa dinámica revitalizadora de lo insustancial. La geometría, de clara naturaleza objetual, sutura con hilo invisible su singular fusión de ese secular binomio arte vida.

Compartir el artículo

stats