Historias de cambio, avance y retroceso, de fricción entre un pasado actualizado y un futuro por construir. Historias sobre la complejidad, la sencillez y las absurdeces de la vida. Historias que muestran, pero que no juzgan. Historias que forman parte de nuestra realidad. «Cuculand Souvenir». Fusión de danza y circo con las artes visuales. Historias aisladas e independientes pero con sentido propio. Historias visuales que conforman un mosaico de imágenes sugeridas que invitan a dejarse llevar huyendo de la dramaturgia lineal convencional. Historias vinculadas a la tecnología en una especie de tierra de locos donde irónicamente la genialidad nos convierte a la vez en amos y esclavos del progreso tecnológico. Historias que evocan un «souvenir» de un tiempo pasado y que recuerdan que nunca sabremos de qué estará hecho el ayer. Historias frías representadas por las nuevas generaciones que son habitualmente juzgadas por su superficialidad pero que en realidad esconden una gran sensibilidad.

«Cuculand Souvenir», la última producción de la compañía Roberto Olivan Performing Arts, lejos de dar lecciones morales es una provocación que se presenta para interrogar nuestra condición humana. Es una invitación a reflexionar sobre cómo hemos dejado de usar la tecnología para pasar a vivirla y cómo proyectamos el futuro mientras construimos el pasado. «Cuculand Souvenir», la obra que mañana se representará en el Teatre El Musical, medita sobre la pérdida de control sobre el presente. Y lo hace con frialdad, frenesí, frivolidad y fricción. La pieza de 70 minutos, es danza, teatro y circo; un espectáculo sin palabras. Inquietante y estimulante. Una obra en la que siete artistas muestran sobre el escenario pequeños fragmentos de nuestras vidas diarias. Porque el director de la pieza Roberto Olivan, que más que juzgar muestra, pone sobre el escenario el resultado de un proceso de investigación creativa a través de la unión entre las artes escénicas y la tecnología, y lo hace acompañado de bailarines y artistas de circo, de la música electroacústica del escultor de sonidos Laurent Delforge, y de la iluminación escenográfica de Romain Tardy, uno de los artistas visuales más importantes de la escena digital actual.

Sobre el escenario 22.960 centímetros de leds, 900 metros de cableado eléctrico y 574 canales de control DMX logran que los patrones de luz de los cuadros de leds, las islas luminiscentes, las pantallas fragmentadas y la música electroacústica conviertan el espacio en un arriesgado y futurista paisaje sonoro. «Mi idea era crear un espectáculo híbrido entre la frialdad de la tecnología y el movimiento humano de la danza y el circo. Ha sido un reto mayúsculo», afirma el coreógrafo y bailarín Roberto Olivan. Y por qué «Cuculand Souvenir». Cuculand porque así define el director a la «tierra de locos» en la que se ha convertido la sociedad y Souvenir por el sentido «crítico-poético de la palabra».

«Cuculand Souvenir» ofrece un mosaico enloquecido del mundo; la excusa para poder «hablar y discurrir» sobre temas más profundidas. Para buscar respuestas. Para hacerse preguntas. Para reflexionar y analizar. Dos frases tienen la clave. El principio y el final de todo. La obra comienza con un «Can i borrow you for a second (Puedo prestarte por un segundo) acaba con un apocalíptico «I miss my future so much» (Echo tanto de menos mi futuro), entre ambas discurre el espectáculo. O no.

Teatre El Musical. Día 19, a las 20:30 horas