"Me gusta tanto actuar que no imagino mi vida fuera de los escenarios"

Núria Espert no se imagina su vida sin el teatro. Aunque ha colaborado en cine y televisión, en sus palabras, un poco "forzada", la magia del directo es su vida. Ahora regresa al teatro Olympia, del 21 al 25 de febrero, con la obra "La Isla del aire", junto a Vicky Peña, Teresa Vallicrosa, Clàudia Benito y Candela Serrat.

La actriz Núria Espert.

La actriz Núria Espert. / David Ruano.

Saray Fajardo

Saray Fajardo

La actriz Núria Espert sólo tenía trece años cuando se subió por primera vez a un escenario. Reconoce que cada uno tiene su propio camino marcado. Con 88 años, mantiene la misma vitalidad encima de las tablas y, en este sentido, descarta poner fin a su carrera profesional. Espert interpreta a Mencía, la matriarca de la familia en "La isla del aire" en el teatro Olympia del 21 al 25 de febrero. La obra aborda a través de sus cinco protagonistas una historia en femenino sobre el duelo, la familia y los secretos.

La obra cuenta con un elenco exclusivamente femenino. ¿cree que era necesario que todas las protagonistas sean mujeres?

Sí, absolutamente. Está escrito pensando en cuáles serán los caminos que tomarán cada una de ellas y todas pasan por la vida de un hombre, pero el centro del corazón es femenino.

 Habla de la familia, pero desgraciadamente no todas las familias están unidas actualmente, ya sea por motivos internos o externos, como es el caso, por ejemplo, de las guerras.

Imagínate, o sea, hablar de la unión en este momento de la humanidad no parece que abunde la verdad.

“La isla del aire” se anuncia como una gira de despedida. ¿Es así?

Pensé que esa tormenta, esa tortura ya habría terminado, pero ahí está. Ahí está otra vez. No, no creo que sea la última. Me ofrecen textos muy interesantes. Me encuentro bien, me gusta actuar. El público me quiere muchísimo, yo le adoro y eso, de momento, es todo lo que puede decirse, que es mucho.

¿Hay más proyectos en pie?

Sí, sí, ya hay proyectos y obras. Hay muchas cosas que resolver antes de ponerse a ello. La “Isla del Aire” deja colgando muchas cosas que aparecen y se desarrollan dentro, no sólo del corazón y la cabeza del espectador, sino diariamente en el corazón y la cabeza de las actrices.

Núria Espert regresa con "La isla del aire".

Núria Espert regresa con "La isla del aire". / David Ruano.

¿Visualiza su vida sin el teatro?

No me la puedo imaginar. No sé si vendería castañas en una calle popular o si sería una persona tratando de encontrar el remedio del cáncer... No me la puedo imaginar. Hay tantas posibilidades abiertas, pero el destino y la vida te van marcando ya qué va a ocurrir. Quiero decir, cuáles son tus padres, cuántos erais en la familia, quién ha ido a la universidad, quién se fue de casa pronto, o sea, todo resumido…

¿Su idea es seguir encima del escenario hasta que el cuerpo aguante?

A mí me encanta estar encima del escenario.

¿Qué significa para usted el teatro?

Pues ha sido el eje de mi vida. Yo he tenido una familia preciosa, un marido extraordinario, dos hijas maravillosas, una nieta fantástica y todas, de alguna manera, ligadas al teatro, a su mundo, al mundo de la cultura porque el teatro sólo no existiría. El cine sólo sería mucho menos interesante. Los deportes forman parte también de esa cultura. Y entre todos fabricamos un árbol, un árbol lleno de ramas, con un montón de gente que cree en lo que hace, que ama lo que hace y que da vida a los museos, a los teatros, a las óperas. Sí a todo lo que signifique renovación, a lo que signifique encuentro.

El teatro es el eje de mi vida

Núria Espert

— Actriz

Lleva desde los 13 años encima de las tablas.

Sí, la verdad. Suena excesivo, suena excesivo.

¿Cambiaría alguna cosa?

No, no sacaría nada. No movería ni una pizca de algún fracaso que hemos tenido, del exceso de trabajo que hemos tenido, de los riesgos que se han corrido... Todo ello forma parte de mi vida. Y mi vida, yo creo que así, si no se paran a preguntar... Dar letra pequeña, mi vida es una vida afortunada.

También ha trabajado en televisión y en cine, ¿cuál es la magia del teatro?

No he trabajado realmente en cine y televisión. Nunca me gustó, aunque me forzaron un par de veces. No era lo mío. Me aburría, me desinteresaba de lo que hacía. Y eso me hizo comprender bastante pronto en mi vida, que yo tenía que intentarlo en el teatro.

En la obra interpreta a Mencía, ¿qué destacaría de ella?

Pues es muy simpática y odiosa. Es buena madre y es un trasto. Es blanca y negra, es generosa y tacaña, sincera y mentirosa, muy entretenida, como para llevársela a casa.

¿Cualquier mujer se puede ver reflejada?

Muchísimas habrá, pero que no se desesperen, porque, al final, Mencía te gana el corazón y te va a llevar.

¿Y cómo está siendo la gira?

Fenomenal. Estamos aquí con las preparaciones.

¿Siguen existiendo esos nervios previos antes de empezar la actuación?

Yo sí que los cultivo, sí. Para mí son necesarios.

¿Hay alguna relación entre Mencía y usted?

Sí, espero que sí. Espero que sea simpática, que ilusione y que no exagere en la rutina diaria. Con las hijas y todo eso, que no exagere, que no exagere, que viva y deje de vivir.

¿Y cómo ve, volviendo un poco a la actualidad, a las nuevas generaciones de actores y actrices?

Pues los veo encima de los escenarios, me gusta mucho ir al teatro y me doy cuenta de que están preparados mucho antes. Antes de lo que estábamos en el pasado, me parece que las jóvenes generaciones llegan con más bagaje. La televisión, que tiene muchos defectos, también tiene muchísimas virtudes. Desarrolla la memoria de un modo extraordinario, da ligereza también de pronto a los momentos difíciles. Yo estoy animada y animo a las generaciones porque me parece que todo el trato que he tenido con ellos ha sido siempre genial. Pero he visto realmente que la gente que empieza ahora conmigo, creo que lo afrontan más preparadas de lo que era hace 20 años.

En la obra también se ve ese contraste de edades y generaciones.

Sí, se habla mucho de eso, del padre, el abuelo... Sí, es que es una familia verdadera rota en mil pedazos, vuelta a pegar y vuelta a romperse y vuelta a pegar.

¿Cree que la cultura está viviendo momentos complicados?

La cultura siempre está tratando de renovarse, de atraer al público a ese mundo, que es un mundo de tranquilidad mental, de ganas de vivir. La cultura es la parte alegre de la vida.

¿Considera que está suficientemente valorada? En los Goya, Pedro Almodóvar denunciaba a los que les llaman “señoritos”.

Sí, tenía toda la razón Pedro. Y él le contestó rápidamente y de una manera eficaz, que es hablando del dinero. El dinero es muy importante, sobre todo en el teatro, el cine y la televisión. El dinero tiene un primer plan importantísimo y conviene saber de dónde sale ese primer plan. Pedro lo explicó maravillosamente. Se paga el préstamo que te han dado, lo devuelves con intereses y eso es justicia pura y legalidad pura. 

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