­Rubén Vezo llegó al Valencia como el sustituto del díscolo Adil Rami en noviembre de 2003. Fue, el fichaje póstumo de Braulio Vázquez. Ahora, un año y medio después, el portugués tiene ante él la oportunidad de consolidarse en la titularidad tras la salida de Nicolás Otamendi. Con Mustafi, como demostró ante el Mónaco, se entiende bien. Y hasta ahora, en las quince ocasiones en las que se ha enfundado la camiseta del Valencia para jugar un partido de Liga, siempre se ha marchado del campo con un buen sabor de boca. ¿Por qué? tan sencillo como que sus actuaciones son sinónimo de puntos. Es, estadísticamente, un seguro de vida. Vezo no conoce la derrota en Liga en los partidos que ha jugado en el año y medio que ya lleva en el club.

El futbolista luso, todo un apasionado de la música rap „fue uno de los protagonistas de un videoclip del grupo T-Boyz„, llegó a Valencia procedente del Vitoria de Setúbal en el mercado de invierno de la temporada 2013-2014 y desde entonces, en los quince encuentros en los que ha jugado, el equipo ha logrado nueve victorias, con un pleno de ocho triunfos en Mestalla, y seis empates.

Discreto y reservado, el portugués ha sabido asumir con disciplina el rol que tanto Pizzi como Nuno le han ido dando y, siempre que han acudido a él, ha cumplido. «Trabajo para cuando tengo la oportunidad. Soy uno más del grupo y mi condición no ha cambiado», asegura el jugador que, ayer, vio como era citado por Rui Jorge para la selección portuguesa sub-21 para disputar el partido ante Albania, correspondiente a la clasificación para el Campeonato de Europa sub-21 de 2017. Irá, el 8 de septiembre al Qemal Stada Stadium de Tirana, acompañado de Joao Cancelo, quién también ha sido convocado.

Con contrato hasta junio de 2018, el defensa se define como un central agresivo. El portugués, al que le gusta compartir su día a día con sus miles de seguidores en las redes sociales, de pequeño le gustaba cómo se desenvolvía Thiago Silva y le gustaba la forma de jugar de Ronaldinho, aunque él actuaba de extremo. Una posición, desde la que veía los espacios en ataque, que abandonó para actuar de central dónde ve mejor los movimientos. Adaptado a la ciudad y al equipo, el central tiene ante él la oportunidad de aferrarse a la titularidad.