Luis Nani, de 29 años, es el jugador franquicia del Valencia. Nadie puede tener la mínima duda. Es la estrella. Él lo sabe. Sus compañeros también. Y el entrenador, Voro, es plenamente consciente de ello. El portugués es algo más que «bicicletas». Es pura exquisitez. Siempre que toca el balón, pasan cosas en el campo. Nani es el desequilibrio. De sus botas nació el 0-1 de Carlos Soler después de que el portugués emulara al mítico Garrincha y mandara un preciso balón al área, para la llegada de su compañero, casi sin mirar la pelota.

Con la asistencia a Soler del pasado sábado, Nani ya lleva cuatro pases de gol esta temporada. Dos, en los dos últimos partidos. Y dos goles anotados „ante el Leganés y el Granada„. El delantero portugués el segundo máximo asistente del Valencia por detrás de Parejo, que lleva seis, pero a diferencia del madrileño, ha estado más de un mes parado por culpa de una lesión.

Nani ha tardado media Liga en ofrecer su mejor versión. La esperada por toda la afición del Valencia, que en su día flipó cuando, en plena Eurocopa, de la que Portugal se proclamó campeón, el Valencia fichaba a uno de los protagonistas de la selección lusa junto a Cristiano Ronaldo.

Contra el Espanyol ( había reaparecido aunque jugando pocos minutos ante Osasuna), Nani fue el autor del pase a Montoya en el primer gol del Valencia. Contra el Villarreal, su envío desde la banda izquierda lo remató a gol Carlos Soler. En ambas acciones, Nani rompió a su par por su banda tras un uno contra uno desequilibrante.

Pero Nani no es solo una fugaz aparición estelar. El extremo sabe que en el fútbol de máximo nivel es necesario trabajar y ayudar a sus compañeros en defensa, y se aplica como uno más porque el equipo lo necesita. Ante el Villarreal, fue un sube y baja constante. Y, por encima de todo, Nani es la pausa. Es el temple. La tranquilidad de detener el balón en zona de tres cuartos y levantar la cabeza. Mirar a sus compañeros, un desmarque, y siempre elegir la mejor opción para pasar el balón.

Voro es consciente de la importancia del portugués en el equipo. Y a Nani lo mima. Se le cuida. No solo se le permite acudir al entrenamiento en bicicleta, sino que cuando nota la más mínima molestia, el médico ya sabe que hay que dejarlo descansar por precaución. No hay mejor manera que esperar un retorno si el futbolista está a gusto. Nani tenía muchas ganas de volver a España. Le atraía el país y volver a jugar a una Liga de máximo nivel. Nada de un secundario torneo periférico, aunque la oferta económica fuera irrechazable. En el Valencia se siente cada vez más cómodo. El equipo lo agracede. La afición lo disfruta.