Pablo Aimar (Río Cuarto, Argentina, 37 años) ha pasado unos días en València, donde conserva una casa, en calidad de seleccionador sub 17 de Argentina, convertido en un entrenador de futuro (es un placer escucharlo hablar de fútbol como lo fue haberlo visto jugar en Mestalla entre 2001 y 2006). La gente, sobre todo el sábado en el Valencia-Atlético, lo recibió con mucho cariño y agradecimiento. Es recíproco.

Como se vio el sábado en Mestalla (0-0), el Valencia de Marcelino empieza a ser un equipo muy reconocible en defensa, una roca, pero también muy previsible en la zona de tres cuartos de campo, donde le falta creatividad para romper defensas tan cerradas como la rojiblanca. Justo lo que supuso Aimar para el rocoso Valencia CF de Rafa Benítez.

El agradecimiento debería dirigirse en primer lugar al entonces secretario técnico, Javier Subirats, que tuvo el gusto de ficharlo del River Plate en contra de la opinión del presidente, Manolo Llorente, a quien le parecía muy caro. Pablito sufrió muchos detractores entre el valencianismo, refractarios al juego lúdico y creativo, lleno de sutilezas, de un jugador de otra época, muy limitado físicamente.

Su rendimiento como media punta en el equipo de Rafa Benítez, sin embargo, fue clave en la catarata de éxitos. Sin ir más lejos, marcó goles cruciales contra el Tenerife, el Barça y el Deportivo en la primera Liga, la de 2002, además de iniciar la jugada del tanto de Baraja en la memorable remontada ante el Espanyol en Mestalla tras la expulsión de Carboni. Frente a los resultadistas que recelaron de él, ganó, en aquel gran equipo, dos títulos de Liga (2002 y 2004), una Copa de la UEFA (2004) y una Supercopa de Europa (2004).

Sobre el recibimiento que recibió en Mestalla, Aimar dijo ayer: «Fue un momento maravilloso que reflejó los años que viví en Valencia. No me esperaba tanto cariño». El presidente del club, Anil Murthy, le entregó una camiseta con el dorsal 21 que lució en su etapa como futbolista. «Valencia significa tanto para mí que hasta tengo dos hijos valencianos. Marcelino sabe cómo jugar con este equipo», dijo sobre el actual Valencia. Y respecto a si hay algún jugador similar a él, reflexionó: «Carlos Soler cuando se mete para dentro o Parejo, aunque quizá juega un poco más atrás». Si bien puntualizó que su posición en el campo, de enganche o media punta, no existe en el Valencia de Marcelino. No existe la posición ni tampoco el talento.