Caballero de la Legión de Honor francesa,y de la Orden del Mérito de la República Italiana, entre otros muchos reconocimientos, Garattini ve con tristeza cómo su ciudad natal, Bérgamo, se ha convertido en la zona más castigada por el Covid19.

P ¿Se puede pensar, tal como difunden fuentes médicas, que la explosión de contagios en Italia se produjo en el Atalanta-valencia de San Siro?

R Es una de las vías, pero no de las más importantes. Ha contribuido porque el partido se disputó en una fecha, 19 de febrero, en la que el virus ya estaba dando vueltas. Se dio un gigantesco desplazamiento y concentración de personas desde Bérgamo a Milán. Marcharon 45.000 seguidores, cuando la población de Bérgamo es de 120.000, aunque se trasladarían también muchos hinchas de los pueblos cercanos de provincia, cuya población es mucho más elevada. Ha contribuido por una parte. Fue un éxodo masivo, así que con que un aficionado tuviese el Covid19 ya podía ser suficiente. El virus brotó en la zona de Alzano Lombardo, en pueblos dispuestos casi en continuidad a Bérgamo. El error fue no cerrar ese área como una «isla roja» y acabó siendo el foco principal. Es muy posible que aficionados de esa zona acudiesen a ver el partido. Pero insisto, no todo se explica desde ese único factor.

P En ese escenario ¿La vía más fácil de contagio pudo venir con los abrazos de aficionados en la celebración de los cuatro goles?

R En ese aspecto no hay duda. Si todos los aficionados se hubiesen quedado sentados y quietos en su sitio, no se hubiera producido una transmisión tan grande del virus. El contagio viene de la agitación de toda esa gran masa de gente. En cada uno de los cuatro goles hubo júbilo, abrazos, besos y tantos otros gestos de alegría. Todo el contacto que tiene lugar en un partido de fútbol en el que las cosas van bien. Y para la Atalanta era uno de los partidos más importantes de su historia.

P Al partido acudieron 2.500 aficionados del Valencia, que estaban aislados en un anillo superior ¿Se puede descartar que acabasen viéndose afectados de la explosión de contagios que tuvo lugar San Siro?

R Las posibilidades de contagio de aficionados valencianistas en San Siro fueron, ciertamente, muy menores. El cordón de seguridad contribuyó decisivamente. Tanto al inicio, como durante y al final del partido estuvieron muy separados de los aficionados. Las probabilidades de encontrarse fueron escasas. No pasa lo mismo con los jugadores, que sí hay contacto permanente. Sí el partido fue un factor de expansión para Bérgamo, lo fue también para València, pero en una proporción mucho menos importante. Hace falta un metro para evitar el contagio. Y en San Siro habían muchos y muchos metros de distancia (ríe).

P Usted es de Bérgamo ¿Cómo está viviendo la dramática situación que sacude a la ciudad?

R Es preocupante. Hay un gran número de muertos, de ingresados con neumonías, con unas dotaciones para terapia intensiva al límite. Vivo en Milán, pero me resulta muy trágico ver a mi ciudad en ese estado.

P Del ejemplo vivido en Italia, qué consejos se pueden aportar en España, a tiempo de frenar la expansión del virus?

R No hay fármacos, no hay una vacuna. La única cosa que se puede hacer es aumentar la contención, es lo que tratamos de realizar en Italia. La contención es imperativa porque no sabemos el número total de contagiados, muchos no han llegado a hacerse el test, no manifiestan sintomatología, pero pueden transmitir la infección. En España sucederá lo mismo que en Italia si hay en movimiento muchos infectados que desconocen que lo están. Hay que limitar el contacto y para conseguirlo hay que quedarse en casa. En casa, encerrados. Hay que hacerlo lo antes posible. Cuanto más nos esperemos a hacerlo, peor será. El gran error ha sido esperar demasiado a tomar precauciones.

P ¿Hay disciplina social en ambos países para ejecutar esa orden?

R La disciplina china seguro que no la tenemos. Ni en España ni en Italia tenemos esa costumbre. Pero aquí, una vez que se han visto tantos muertos, la gente ha reaccionado y las ciudades están desérticas.