Después de mucho tiempo y tras ver cómo va la cosa, me refiero claro a la maldita pandemia, que parece ser está un tanto debilitada, la vida comienza a normalizarse un poco, solo un poco. En nuestras manos y en la actitud que tomemos girará el que todo vaya mejor. Esto por una parte. Por otra está el que vuelven a una normalidad relativa algunos asuntos que habían quedado fuera de servicio, por decirlo de alguna manera. Uno de ellos es el futbol.

Desde que se conoció la suspensión de los partidos, tan solo una cosa había en la mente de sus mentores, cuándo se podría volver a jugar. Eso y solo eso rondaba por la cabeza de Tebas, el presidente de la Liga, y también en las de los presidentes de los clubes. Hay que jugar cuanto antes, decían. Normal, es mucha pasta la que estaba en juego y ya se sabe quién es el poderoso caballero. Al final se ha conseguido y el futbol ya está aquí.

No podía volver la Liga de primera a Valencia de otra manera que con un Derbi. Valencia y Levante se ven las caras en Mestalla en la reanudación. Cada cual busca cuanto antes lograr su objetivo, uno intentar llegar a los cuatro primeros puestos de la clasificación, el otro asegurarse la permanencia. No va a ser tarea fácil para nadie. Van a ser muchos partidos en poco tiempo. Las dudas estriban en el estado que vayan a llegar los jugadores tras el tiempo que han estado parados, de ahí que para mí, este encuentro de máxima revalidad sea distinto a los jugados en otras temporadas. De cualquier forma es cierto que es un Derbi y ya sabemos lo que ello significa, aunque no tenemos ninguna referencia de cómo vienen los equipos tras las últimas jornadas porque no han habido.

Otro asunto que lo hace distinto es la falta de público. Las aficiones en casa. Un Valencia-Levante con las gradas vacías jamás será igual, pero es lo que hay. Estamos ante una situación totalmente anormal. Esperemos un buen partido, no hay otra. Para mí es lo más extraño del mundo. Un Derbi a puerta cerrada no lo he vivido nunca.