El céntrico pasaje Doctor Serra ofrece a los miles de turistas que a diario tienen que recorrerlo para ir el Museo Taurino —visita «typical spanish» obligada— el escaparate, posiblemente, más cutre de la ciudad. Lo dicen los comerciantes del pasaje comercial, cansados de esperar una ambiciosa remodelación urbanística que no llega y que ahora sufren una plaga de palomas que, de momento, están combatiendo con sus propios medios.

El pasaje Doctor Serra, que nació con la pretensión de imitar a la famosa galería de Victor Manuel de Milán, está en una especie de limbo urbano. La Diputación de Valencia y el ayuntamiento no terminan de ponerse de acuerdo sobre de quién es competencia el pasaje, integrado en el conjunto de la monumental plaza de Toros de la calle Xàtiva. «Esta pasaje siempre ha estado en crisis porque nadie se ha ocupado de él», corrobora el dueño de una tienda de ropa de la galería.

La Diputación de Valencia se ha metido en una ambiciosa reforma del coso taurino que ha dado por completo la espalda al pasaje comercial. El Ayuntamiento de Valencia, por su parte, mantiene guardado en el cajón el proyecto de regeneración urbana asociado la construcción de una moderna galería comercial junto al pasaje anunciado en 2005.

Los 14 comerciantes que resisten a la decadencia y el abandono del pasaje recuerdan que los impuestos se los pagan al ayuntamiento y, por tanto, deberían ser los servicios municipales de limpieza los que se encargaran de mantener en condiciones el pasaje. Sin embargo, cuando acuden a pedirle servicios «nos envían a la Diputación». «Se pasan la pelota», zanja Mila Calabuig, dueña de una zapatería.

El principal problema son las palomas, pero también influye la falta de iluminación, el deterioro del pavimento y la ausencia de mobiliario urbano.

Los servicios de limpieza con las máquinas de agua a presión ya no pasan con la misma periodicidad que hace unos meses —los comerciantes apuntan a los recortes por la crisis como causa—. Como consecuencia de ello, los excrementos, plumas y hasta los huevos de las palomas que anidan por decenas en las cornisas de los comercios y el techo de la galería se acumulan por todas partes.

Las palomas se han convertido en una plaga urbana que el Ayuntamiento de Valencia combate con capturas y sacrificios periódicos y con la prohibición bajo amenaza de multa de dar de comer a estos animales. Sin embargo, en el pasaje Doctor Serra las aves campan a sus anchas. Los comerciantes las combaten con sus propios medios. Carmen Furio, propietaria de una tienda de complementos del pasaje, ha colocado un sistema de pinchos metálicos en la cornisa para ahuyentar a las aves. «Me ha costado un pastón», afirma.

«Es un pasaje muy cutre», apunta otro comerciante. «No son sólo las palomas, es que está hecho un desastre, tiene muy poca luz y por la tarde es una boca de lobo».

Los dueños de las tiendas abogan por que el pasaje se abra a la plaza de toros y piden que la Diputación de Valencia destine parte del dinero que está invirtiendo en remodelar la plaza en adecentar el pasaje.

Los comerciantes han remitido varios escritos al Ayuntamiento de Valencia pidiendo que tome cartas en el asunto y ataje el problema de las palomas. El consistorio se ha comprometido a intervenir.

En la entrada del pasaje aparcan todos los días varios autobuses cargados de turistas que quieren ver el Museo Taurino, uno de los más visitados de la ciudad. El año pasado recibió 39.500 visitantes. Como referencia, por el centro arqueológico de la Almoina pasaron 42.000 personas y por el Museo Fallero 71.000.

Los comerciantes exigen atención

La Asociación de Comerciantes del Centro Histórico ha presionado a la Diputación de Valencia para que remita al consistorio una reclamación en su nombre para que se incremente la limpieza del pasaje Doctor Serra y se ponga fin a la plaga de palomas que sufren los comerciantes. Concretamente, la asociación remitió a la Concejalía de Medio Ambiente un escrito en el que advertía del aumento de la suciedad en el pasaje Doctor Serra y de que este espacio se encuentra inundado de excrementos de paloma, debido a la gran presencia de estos animales. La asociación recuerda que en el pasaje se encuentra el Museo Taurino, dependiente de la diputación. La corporación provincial, que preside Alfonso Rus, se desentiende de la queja y dice que es responsabilidad del ayuntamiento garantizar la limpieza del pasaje. h. g. valencia