El Palacio de Cervelló se construyó bajo el linaje de los Ponç de Castellví, en el siglo XVIII, pero pronto pasó a manos del Conde Cervelló, quien en 1808 fue decapitado en las puertas del mismo. Años más tarde, en 1814, Fernando VII volvió para restaurar el absolutismo y se hospedó en el céntrico palacio, ya que era el único que reunía las condiciones necesarias tras la destrucción del Palacio Real durante la Guerra de Sucesión.

Después de la estancia de 20 días del rey Borbón, en la que abolió la Pepa, el palacio de la plaza de Tetúan, se convirtió en residencia real oficial y Mª Cristina, en 1840, y su hija Isabel II, en 1844, se alojaron entre sus paredes. Además de Amadeo de Saboya I, último rey que lo habitó.

En la II República, se revalidó como centro de decisiones políticas con la instalación de la sede de la Derecha Regional. Tras la contienda, se alquilaría por zonas para usos varios hasta que se cerró por completo y se deterioró gravemente con los años.

En la actualidad, y por los usos varios que ha tenido solo mantiene la fachada original. El Ayuntamiento lo restauró a caballo de los años 90 y el 2000, tras un largo periodo de litigios, ante la negativa de los propietarios de ceder el edificio para uso público. Este procesó se saldó con una expropiación forzosa en la que el consistorio tuvo que pagar 135.796 euros tras la sentencia del jurado de expropiaciones en 2007. En la actualidad, el Palacio de Cervelló alberga el Archivo Municipal con todas las actas y documentos históricos del "cap i casal".