Acogida desde 1952. Paca, una mujer con discapacidad mental que colabora en la lavandería de este centro atendido por religiosas, es la inquilina más veterana del Cottolengo del Padre Alegre, que la acogió con 7 años después de quedarse sin hogar.

Una mujer con discapacidad mental permanece acogida en el Cottolengo del Padre Alegre de Valencia desde 1952, cuando, con siete años de edad, quedó sin hogar y fue recogida en el centro en el que hoy es la «decana» de las internas. Hoy afirma sentirse «feliz» en este centro atendido por las religiosas de la congregación Servidoras de Jesús a las que llama «mi familia», según ha indicado a la agencia del arzobispado de Valencia AVAN.

Paca, como es conocida por todos en el Cottolengo, es la acogida que más tiempo lleva en la institución, a la que se refiere como «mi casa», y adonde llegó cuando el centro se encontraba todavía en su antiguo emplazamiento, en la calle Baja, del barrio valenciano del Carmen, y allí sufrió la riada que asoló Valencia en 1957. Según ha indicado a la agencia AVAN, la interna recuerda cómo ayudó a subir todas las camas y cunas de las niñas más incapacitadas al primer piso porque el agua inundaba la planta baja. También hace memoria de cómo «las hermanas se pusieron a rezar, ya que pensaban que el nivel del agua les alcanzaría y no podrían salir».

Tras la riada, el centro quedó inutilizado y en 1958 el Cottolengo se trasladó a su actual sede, en el edificio situado en la calle Vicente Zaragoza, 87, de Valencia. Paca retiene en su cabeza que, a su llegada al nuevo centro, «todo eran campos a su alrededor» y afirma: «Yo ayudé al sacerdote a plantar las flores». Asimismo, durante muchos años estuvo por las noches ayudando a las hermanas que se quedaban de guardia nocturna.

Al igual que todas las demás acogidas, Paca se levanta a las 7.15 horas y se prepara para desayunar. A las 8.30 horas acude a la capilla del centro para participar en la Eucaristía que se celebra para todas aquellas que deseen asistir.

Tras la misa, todas las acogidas participan en las clases de terapia ocupacional o rehabilitación y algunas mañanas los médicos acuden a visitar a las residentes en el centro. Al término de las diferentes clases cada una de las acogidas se dirige a sus tareas asignadas, si pueden realizarlas, hasta la hora de la comida. Así, Paca se encarga de ayudar en la lavandería tendiendo y recogiendo la ropa.

Después de comer, las acogidas disfrutan de un tiempo de descanso hasta el inicio, a las 15.30 horas, de las clases y talleres en las que aprenden manualidades. Al finalizar la jornada, se distribuye la cena y a las 22 horas comienza el descanso nocturno.

Una institución muy apreciada

El Cottolengo del Padre Alegre ocupa una extensa manzana con fachada a la calle del Doctor Vicente Zaragozá, en el barrio de Benimaclet. Cuando las monjas trasladaron allí su centro apenas había construcciones alrededor, ya que todo era huerta. Los bien cuidados árboles del recinto dan fe del tiempo que ha pasado desde que llegó al lugar la congregación de las Servidoras de Jesús, que goza de las simpatías de muchos valencianos que colaboran con su obra con aportaciones económicas, de ropa y calzado o de trabajo. levante-emv valencia