Más de 25.000 universitarios tomaron ayer, prácticamente al asalto, la pedanía de La Punta durante la celebración de las Paellas Universitarias de 2015, que volvieron a convertirse, tras varios años sin realizarse, en un macrobotellón situado en el Multiespai La Punta. Esta zona de la pedanía, de más de 52.000 metros cuadrados, albergó dos escenarios con decenas de artistas, zonas de servicios portátiles y un hospital de campaña que durante todo el día atendió decenas de intoxicaciones etílicas y problemas derivados del consumo de alcohol.

Desde primera hora de la mañana, decenas de miles de universitarios recorrían la ciudad ataviados por las típicas camisetas de vivos colores en busca de la bebida para el botellón. En el evento organizado por la empresa Sagarmanta se permitía la entrada de bebida del exterior, por lo que se acabó convirtiendo en un macrobotellón donde más de 25.000 jóvenes bebieron en una zona más o menos acotada „en toda la extensión de La Punta, fuera del Multiespai, había grupos de jóvenes bebiendo en la calle„. Ni siquiera el servicio de limpieza contratado por la empresa, que estaba compuesto por 350 personas entre limpieza, seguridad, organización o voluntarios, conseguía controlar las ingentes cantidades de basura generadas por un botellón de estas características. A primera hora de la tarde, los contenedores ya estaban repletos de bolsas de basura.

La organización había previsto una afluencia elevada de jóvenes y por eso dispuso de 20 autobuses que hacían trayectos de ida y vuelta a los campus de las universidades valencianas para recoger a los jóvenes que querían acudir a las paellas, alejadas ya de la tradición, desaparecida hace años, de cocinar paellas en el Campus de Tarongers. Además, llegaron a un acuerdo con una empresa de taxis de la ciudad para ofrecer trayectos desde los principales centros universitarios hasta el Multiespai La Punta, cuyos accesos estaban controlados tanto por vigilancia privada como por la Policía Local.

Sin embargo, la previsión se quedó corta. Muy corta. La Empresa Municipal de Transportes (EMT) tuvo que aumentar el servicio de la línea 15, que une La Punta con el centro de la ciudad, ya que los vehículos iban completos trayecto tras trayecto. En concreto, un recorrido que únicamente realiza un autobús ayer lo tuvieron que trazar cuatro coches más, para intentar mantener la normalidad en una línea que viaje tras viaje iba repleta de jóvenes. El trasiego de taxis, eso sí, era más que constante a lo largo del día, tanto para llevar a gente al Multiespai como para sacarla del mismo.

Los vecinos, mientras tanto, aguantaban estoicamente. La organización aseguró ayer que el vallado de la pedanía de La Punta, total en determinados puntos para evitar la entrada de los jóvenes a jardines y propiedades privadas, fue consensuado con los vecinos «puerta con puerta», pero los hubo que protestaron a la Policía Local por la suciedad que se acumulaba en las huertas que rodean la pedanía, sobre todo en la entrada desde la Ciutat de les Arts.

El macrobotellón organizado en La Punta contaba con todos los permisos pertinentes, según distintas fuentes consultadas. Las facilidades a este tipo de eventos contrastan con la cruzada casi personal de Rita Barberá contra el fenómeno del botellón. Hace poco más de un año, la alcaldesa pidió más colaboración a la Policía Nacional contra este tipo de reuniones ilegales en la calle, pero desde entonces tanto el Multiespai como los terrenos de la antigua estación del Grao han albergado distintos eventos de grandes dimensiones que, en la práctica, se convierten en macrobotellones más o menos controlados.