Barras y estrellas de dimensiones gigantes presiden la estancia principal del USS Kearsarge, el portaaeronaves estadounidense que atracó en Valencia el pasado miércoles y que permanecerá amarrado en el puerto hasta, al menos, después del fin de semana. El buque de asalto de la US Navy, que ha participado en varios rescates en conflictos bélicos como el del capital Scott O´Grady, como publicó ayer Levante-EMV, abrió ayer sus puertas a un reducido grupo de la Universitat Politècnica de Valencia (UPV) y a medios de comunicación que pudieron comprobar de primera mano que lo que sale en las películas y series no es ficción patriótica exagerada. Para refrendarlo, allí había varios marines lanzando unas canastas con la bandera de fondo.

Por uno de los laterales del navío se accede a la zona de carga de los vehículos anfibios, los «landing craft air cusion», los cuales se convierten en lancha cuando el entorno lo requiere. De esos hay tres. En cubierta se encuentran los seis Harrier, aviones a reacción capaces de realizar aterrizajes y despegues verticales. También hay diez Osprey, un híbrido con la facilidad de maniobra de un helicóptero y la velocidad de avión, capaz de transportar cargas pesadas. Además, hay cuatro helicópteros Super Cobra, cuatro Super Stallion, tres Huey y dos Seahawk. En total, una auténtica flota de asalto lista para atacar.

De hecho, se pueden coordinar más de 2.000 tropas para una acción por tierra y mar. Quizá sea esa la que vienen de realizar cerca de Jordania, aunque los tripulantes no quisieron dar detalles de su misión. «Yo soy el mecánico de los aviones, pero no sé qué hacen cuando suben en ellos», comentaba Elmert Quinn, marine.

Orgullosos del navío

Palabras como «proud» (orgulloso) aparecen en grande en la gran estancia principal. «Nos gusta que suba gente de las ciudades donde recalamos. Para nosotros es un orgullo poder mostrarles el portaaviones», explicaba el marine de origen latino en castellano. «De Valencia nos gusta la luz, la gente, la cultura, la comida. Este es el quinto puerto en el que atracamos de camino a casa y nos está gustando mucho», detallaba el joven, al que esperan dos hijos en casa. El buque llegará a Norfolk el próximo mes.

«Nos ha parecido increíble. No parecía un barco, sino un edificio», contó a Levante-EMV Marta Conejero, del American Space de Valencia, vinculado al centro de idiomas de la UPV. «La capacidad del hospital es lo que más me ha llamado la atención», relató Rosario Català, estudiante de ADE de la Politècnica.

Entre infantería y marines viajan unos 3.000 militares, que aprovechan las paradas en los puertos para hablar por videoconferencia con sus familias, a las que no ven desde hace seis meses. «El resto del tiempo nos mandamos correos electrónicos o hablamos por teléfono», explicaba Elmert.