Carmen Amores está indignada. Lleva años de conversaciones con el Ayuntamiento de València para que le devuelvan un libro editado hace 127 años. Asegura que el ejemplar que le devolvió la Biblioteca Municipal Central no es el suyo. Por eso interpuso una denuncia ante la Guardia Civil por «estafa» porque «eso es lo que han hecho conmigo»; por eso, acudió a un notario para que certificara «el estado del libro que me devolvieron, y que repito, no es el mío». Ahora quiere que «todo el mundo se estere de lo que me ha pasado y que me devuelvan el ejemplar que entregué».
Su marido tenía una gran afición por los libros. Los más antiguos los conservaba como si fueran oro en una pequeña maleta. Allí, años después, Carmen Amores -una mujer que ahora tiene 83 años y vive en Alfara del Patriarca- encontró un ejemplar editado en 1890. Se llamaba «Armonías poéticas», del autor José Peris Pascual, constaba de 436 páginas «perfectamente encuadernadas, sin roturas y con sus correspondientes tapas». Carmen afirma que «estaba impecable».
Cuando se pasan apuros económicos se buscan alternativas. Por eso, en el año 2012 Carmen pensó que tal vez, un ejemplar de 122 años -y que su marido consiguió mediante un familiar que era presbítero en la iglesia de San Nicolás- podía tener algún valor. Tal vez, si lo estudiaban en profundidad o lo valoraban los expertos podrían decirle cuánto podía pedir por él o, incluso, comprárselo. Con esa intención llamó al Ayuntamiento de València en mayo del año 2012, y con ese mismo objetivo donó el ejemplar, a la Biblioteca Municipal Central de València, conocida como la del antiguo Hospital.
Teniendo en cuenta su edad avanzada, Carmen sale poco o nada de su casa así que un empleado municipal se acercó hasta Alfara del Patriarca, recogió el ejemplar, y le entregó el correspondiente justificante donde no se hace referencia alguna de una entrega en mal estado, sin tapas o deteriorado. «Recogemos un ejemplar de la obra «Armonías Poéticas» del autor José Peris Pascual» que Carmen Amores dona al Ayuntamiento de València». Fue el 30 de mayo de 2012.
Desde casa sin poder moverse
Pasó el tiempo y Carmen pensó que ya era hora de recoger el ejemplar que le pertenecía, más que a ella, a sus hijos ya que su marido se lo dejó en herencia cuando falleció y los pequeños tenían 8 y 4 años. Llamó a la Biblioteca Municipal Central para realizar la misma operación que cuando lo entregó pero, en esta ocasión, le dijeron que ningún funcionario podía acercarse hasta su casa para entregarlo.
Como Carmen no se mueve de casa, mandó a su hija, que recogió el ejemplar sin hacer más preguntas. Las que sí las hizo, sin embargo, fue su madre Carmen cuando vio el ejemplar que le habían devuelto. «Este no es mi libro. No tiene tapas, no está encuadernado, hay hojas sueltas... Está muy deteriorado... ¡hasta las hojas se deshacen! No es mi libro y, cuando a una le dan gato por liebre... eso se llama estafa», afirma la mujer, indignada.
Un mes después de que el ayuntamiento le devolviera el libro, Carmen fue a un notario para que certificara el estado en el que se encontraba. «No fuera que luego me dijeran que el libro lo había roto yo», afirma. Un año después, cansada de conversaciones telefónicas que la tenían en un callejón sin salida se fue al cuartel de la Guardia Civil he interpuso una denuncia por «otros delitos de estafa». «Ya no se qué más puedo hacer. Actué de buena fe y ellos se aprovechan de mi edad avanzada para ignorar mi petición. ¿Qué habrán hecho con mi ejemplar», se pregunta la mujer.
