La cuenta atrás para finiquitar el plan Confianza está en marcha y algunos ayuntamientos, entre ellos el de València, ven peligrar las inversiones previstas por el retraso en la tramitación de los proyectos.
El presupuesto del plan Confianza de 2017 y 2018 del Ayuntamiento de València prevé una inversión de 18,7 millones de euros, de los que a fecha de hoy se han autorizado proyectos por valor de 5,3 millones, esto es un 28 %.
El concejal de Hacienda, Ramón Vilar, asegura que no es un porcentaje preocupante porque aún estamos en el primer trimester del año si bien admitió que «en los próximos meses hay que acelerar el ritmo» de las licitaciones.
Con todo, por mucho que se agilicen los trámites, los procesos de contratación requieren unos tiempos que para algunos proyectos, donde aún no se han redactado los planes podrían quedarse sin la financiación de la Generalitat y el ayuntamiento, si quiere rehabilitarlo, tendrá que asumir el coste en solitario.
El plan Confianza, reformulado y prorrogado en febrero de 2016, dio la oportunidad al Govern de la Nau de replantear proyectos pendientes por valor de 18,7 millones de euros (9,6 millones para 2017 y 6,5 para este año).
Las obras reprogramadas entonces fueron el Mercado del Grao, cuyo proyecto de reforma (firmado por José María Tomás) fue aprobado el pasado marzo con un presupuesto de 2,4 millones de euros. También se incluyó la reurbanización de varias calles del Cabanyal por un presupuesto global de 2,2 millones de euros. En el otro extremo está la rehabilitación de la Casa del Relojero, con más de 500.000 euros de presupuesto, aún en fase de redacción de proyecto.
En el reformulado plan Confianza se incluyó la redacción del proyecto del aparcamiento de la plaza Ciudad de Brujas, este sí con la obra ya adjudicada. También se retrasa la rehabilitación de la muralla islámica, en la plaza del Ángel, con un presupuesto de 4,3 millones de euros del que todavía no se ha redactado el proyecto, aún en fase de contratación.
El plan contempla también la rehabilitación del edificio para centro vecinal Llemosí-Remonta, y la rehabilitación de viviendas del Cabanyal (1,5 millones de euros), la reforma de un edificio en la calle Amparo Guillem, también en este barrio, por 437.000 euros.
El también denominado plan Camps, la versión autonómica del planE o plan Zatapero impulsado en 2009 por el expresidente de la Generalitat, Francisco Camps, para sacar a los ayuntamientos de la asfixia financiera y de resultados tan discutibles como el estatal, tiene los días contados.
La muerte presupuestaria del programa de inversión, rebautizado por el gobierno de la Generalitat del socialista Ximo Puig como Plan de Inversión Productiva caducará definitivamente y tras varias prórrogas, en junio de 2019, coincidiendo casi con el fin del mandato del Botànic. Habrá, sin embargo, muchas obras que se quedarán en el camino.
Tal como informó este diario, una década después de que el Ejecutivo popular anunciara este plan (partió con una dotación a cargo de deuda de más de 500 millones de euros), todavía quedan 150 millones de euros pendientes de ejecutar y decenas de proyectos pendientes en medio centenar de ayuntamientos de la Comunitat Valenciana.
En junio de 2019 vencen los compromisos financieros adquiridos por la Generalitat con los ayuntamientos para pagar los proyectos ejecutados. El Plan de Inversión Productiva carga en los consistorios la gestión y ejecución de las obras (sólo en algunos casos ha recaído en las conselleries) y la Generalitat se limita a transferir el dinero cuando los municipios certifican el fin de obra.
En estos momentos hay 52 municipios valencianos con proyectos del Plan Confianza en proceso de ejecución y todavía sin finalizar, 30 pertenecen a la provincia de València, y entre ellos se incluye el de la capital, València, gobernado por el tripartito de Compromís, PSPV y València en Comú, al que le han llovido las críticas de la oposición (PP y Ciudadanos) por el, en general, bajo grado de ejecución de las inversiones.
