Nació hace 80 años en València y lleva una vida casi entera en Japón, aunque con frecuentes idas y venidas y una actividad imparable. Este jesuita, Juan Vicente Catret Suay, nació en 1.937 y una de sus primeras experiencias en la vida fue ver el regreso de su padre a casa, tras salir de la cárcel durante la guerra civil.

La historia ha aparecido ahora contada en una especie de «cómic» de más de cincuenta páginas apaisadas, tamaño folio, que ha realizado su hermano José María, notario jubilado y excelente pintor, ilustrador de numerosas obras, entre ellas varios libros en japonés realizados por su hermano en tierras niponas; este notario y pintor ha realizado varias exposiciones en diversas salas de València, donde ha dado a conocer su capacidad, para homenajear a Joaquín Sorolla con perfectas reproducciones de éste. Pero ahora el hermano dibujante y pintor ha lanzado el aludido «cómic», en el que va recordando la trayectoria del reverendo Juan Vicente Catret, desde sus comienzos hasta el relieve actual en el país asiático.

Después de los años escolares- Primera Comunión en el colegio de las Teresianas, bachillerato en los Maristas- vive la València de los cuarenta y los cincuenta, con presencia en fallas, contemplando el globo en la entonces Plaza del Caudillo, con desplazamientos a diversas localidades familiares, muy especialmente a Artana. Y el hermano narrador expresa -con texto y dibujo- la emoción que recibió cuando Juan Vicente le comunica su marcha al noviciado. Pasa por Veruela, visita al Monasterio. Coincide con otro valenciano, Vicente Bonet, que también marcharía después y sigue en Japón.

El «cómic» no tiene desperdicio: desde los comienzos para aprender a decir «buenos días» en japonés, hasta su ordenación sacerdotal en la Catedral de Santa María de Tokyo; y su primera Misa, en la que sus padres -allí presentes- sienten el orgullo de recibir la Comunión de manos de su hijo.

Los dibujos con texto recogen una vida agitada del Padre Catret a lo largo de más de medio siglo de ordenación religiosa. Vuelve a España varias veces -principalmente a València- pero también a Osuna, a Consuegra, y viajes a Roma, a Avila, a Segovia, y definitivamente en Japón, donde está destinado en Hirosima, en Gion, en Tokyo -en la casa de ejercicios de Nerima- y oficia el centenario de universidad jesuita Sophia, ceremonia a la que asiste el emperador japonés.

Ya en el siglo XXI -en 2.915- oficia una misa por el Padre Arrupe; viaja a Nueva York y Massachusets. Vuelve a València, donde oficia la ceremonia de boda de un sobrino.

Y, a pesar de su actividad eclesial y docente, así como viajera, casi un centenar de libros, en japonés y muchos traducidos al español, ilustrados por su hermano, notario y pintor, que en esta obra -este «cómic»- ha recogido una historia inolvidable para muchos que conocieron al religioso valenciano con sede fija en Japón.