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Historia

Una muralla hecha por mujeres

El historiados Miquel R. Martí rescata del Archivo de València documentos que acreditan el trabajo de 200 obreras en la construcción de la fortificación

Una muralla hecha por mujeres

Pioneras en las obras de la València del siglo XIV. El trabajo desarrollado por casi 200 mujeres para levantar la muralla medieval sale a la luz más de 600 años después. El Institut de la Dona planea difundir los datos hallados por un historiador en documentos del Archivo de la ciudad.

Trabajaron duro en obras públicas de la València del siglo XIV, sin complejos y a la vista de todos. Eran casi 200 mujeres que ejercían como peones de albañil y algunas cobraban más que ciertos hombres. Sin embargo, su labor quedó en olvido durante décadas hasta que, más de 600 años después, un historiador ha hallado documentos medievales que acreditan la existencia de un colectivo desconocido hasta ahora y de gran tamaño; un trabajo que revisa creencias sobre el papel de la mujer en la época medieval y que el Institut Valencià de la Dona planea difundir.

Aunque el sector de la construcción aún hoy está masculinizado, todo era muy diferente en la València del año 1380. Según los documentos encontrados por el historiador Miquel R. Martí en el Archivo de València, las mujeres trabajaron entonces como «manobres» en proyectos bien visibles, como levantar la muralla medieval de València.

Sólo en la construcción de esos muros se ha identificado a 192 peones de albañil con nombre de mujer en un listado que es visto como un «tesoro» informativo, pues incluye tanto sus nombres como el lugar de procedencia de muchas de ellas y los días que habían trabajado. En este último apartado hay gran variedad. Mientras constan unas 50 que sólo hicieron una jornada en un hecho que, según Martí, «también es habitual en los hombres», otras superaron el medio centenar y no faltan las que sobrepasaron las 180, como «Maria, la de Simo», «Andresa» o «Mari Sanxes», que llegó a 288.

En una València en plena ebullición y despegue económico, esa mano de obra femenina llegaba de numerosos puntos y no sólo de poblaciones relativamente cercanas como Alcàsser (2) o Algemesí (3). También desde Sagunt (1), Alzira (3), Oliva (1), Requena (1) Vila-real (3) o Xàtiva (2) y muchos rincones de la península, como Castilla, Aragón, Andalucía o Cataluña.

«Para esas mujeres, ganarse un sueldo en la construcción era posible porque ahí no había gremios que les pudiesen limitar la entrada. No obstante, es seguro que había una selección previa y, por tanto, que debían cumplir perfectamente con su cometido», apuntaba el historiador.

A la vista de la documentación encontrada, Martí estima que en la València del siglo XIV hubo dos compañías de peones de albañil: Una integrada por hombres y otra formada casi íntegramente por mujeres, «pues sólo se ve entre ellas algún hombre en contadas excepciones», decía. Los jefes de la obra eran hombres, pero dentro de las dos compañías de «manobres» había una organización jerárquica interna donde no se entendía de sexos a la hora de ocupar los principales cargos. «Había varias mujeres que mandaban sobre otras. Una parece que incluso le dio el apodo a su marido, como pude ver al revisar otros documentos. Yo creo que si ellas salieran de su tumba y vieran la situación actual, con la discriminación aún existente, se escandalizarían de lo poco que se ha avanzado en tantos siglos», apunta.

Todos estos datos pretenden difundirse próximamente a través del Institut de la Dona, según ha confirmado a Levante-EMV la directora general María Such tras reunirse con Miquel R. Martí y con Shelley E. Roff, una profesora de la Universidad de Texas que ha destacado lo extraordinario del hallazgo tras llevar años investigando el papel de las mujeres en el sector de la construcción durante la época medieval.

En principio, el Institut baraja hacer una publicación «para dar a conocer» el trabajo de esas más de 200 «manobres» y «lo pionera que a ese nivel fue València en el siglo XIV cuando, según la profesora Shelley E. Roff, en otras ciudades, hablamos de una presencia mucho más minoritaria», apuntaba Such. «Es interesante y motivo de orgullo poder hacer una mirada atrás y ver que, en la València del siglo XIV, tenemos un ejemplo de futuro en un sector bastante masculinizado todavía», añadía.

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