La Comisión Territorial de Urbanismo ha dado luz verde al Plan Especial de Protección (PEP) de la Ciutat Vella, cuya principal finalidad es proteger el carácter residencial de los más de 2250 inmuebles que configuran el área de predominancia residencial y unificar la normativa aplicable en el centro histórico. El plan, que se empezó a tramitar en 2017 y ha superado dos fases de exposición pública, tras el visto bueno de la consellería de Política Territorial, es «ya es una realidad», aseguró ayer la vicealcaldesa y concejala de Desarrollo Urbano, Sandra Gómez.

Entre los retos que plantea el PEP destaca el mantenimiento del tejido residencial y la recuperación de la población, limitando para ello la terciarización del distrito y conteniendo el avance de los apartamentos turísticos. Para ello se suspendieron las licencias hasta la aprobación definitiva del plan, que protege el uso residencial de la mayoría de edificios del centro histórico, excepto en el barrio de Sant Francesc. El plan abre la puerta a la rehabilitación de hasta 50 edificios históricos o palaciegos con fines hoteleros. También protege la arquitectura de los comercios históricos.