Los comerciantes del centro histórico presentarán un proyecto de plaza del Ayuntamiento menos congestionado de cara a los festejos de Navidad, pero no lo harán hasta que el consistorio no de el visto bueno a la posibilidad de albergar elementos propios de esa fiesta o tener, por lo menos, un acuerdo de mínimos. En concreto, los comerciantes obtienen la concesión desde hace años para instalar tres de los elementos distintivos de esas fechas: el carrusel, el Tren del Nadal y la pista de hielo. Un verdadero problema más allá de las condiciones sanitarias que puedan darse el próximo mes de diciembre: se trata de elementos que, a día de hoy, pueden celebrarse, aunque sea condicionadas a ciertas con limitaciones de aforo y medidas higiénicas. De hecho, ahora mismo, por ejemplo, el Jardín del Turia acoge el parque de atracciones que acompañaba a la Gran Fira.

Aglomeración, el problema

El problema es el «daño colateral»; es decir, la inmensa cantidad de gente que se da cita esas semanas en el centro y que acuden a usar esas atracciones y tanto el árbol como el belén, que instala el ayuntamiento. La imagen habitual es la de miles de personas transitando y sin guardar unas distancias ahora aceptables.

La asociación ya tenía previsto un cambio en los emplazamientos, aprovechando la inminente peatonalización. Así, el carrusel abandonaría el actual recinto de la «mascletà» y se iría al centro adoquinado, donde se planta la falla. Así mismo, en su plan constaba sugerir al ayuntamiento un desplazamiento del árbol frente a la fachada municipal, donde se instalaban hasta 2015, las figuras del nacimiento. Ahora, sin embargo, se añade el problema del Covid. Pero las decisiones hay que tomarlas. De hecho, la asociación cerraba en verano con toda la documentación y los permisos ya solicitados en la delegación de Dominio Público. En esta ocasión aguantan «porque no podemos permitirnos el encargar un informe y que luego se haya decidido no celebrar nada. Asumimos el riesgo de que las circunstancias sanitarias lo prohíban, pero antes tenemos que tener clara la intención del ayuntamiento» reconocía la gerente, Julia Martínez. Y en ese sentido, por goteo de tiempos, no se debe tardar demasiado en empezar a saber qué opinan.

Y las luces, en el aire

Otra de las aristas de la cuestión navideña en tiempos de crisis es, precisamente, el de las luces ornamentales. Los comerciantes se encargan de decorar catorce calles mediante una derrama suplementaria, que oscila entre los 90 y los 150 euros. Malos tiempos para solicitar dinero extraordinario. «Ese es otro problema. Si ya de por sí les hemos perdonado un trimestre de cuota, que es de 80 euros». Eso son más de 25.000 euros. «Es un palo económico muy grande para la asociación, pero que teníamos que hacer para ayudar a nuestros propios socios». En la coyuntura actual «es difícil pedirles dinero» aunque sea para una teórica inversión publicitaria.