«Estaban preparadas todas las medidas de seguridad, pero finalmente consideramos que es mejor dejarla para el próximo año». La asociación de comerciantes del Centro Histórico ha decidido, finalmente, renunciar a la pista de hielo de la plaza del Ayuntamiento. Una instalación que, con limitación de aforo y dificultades para ver a los patinadores, podría convertirse en un negocio ruinoso. Es mucha instalación para el margen de riesgo existente, y más si, en un determinado momento, las medidas sanitarias se endurecen. Por ello, la Navidad no contará, este año, con una de sus estampas ya habituales.

Los comerciantes, sin embargo, sí que mantendrán el trenecito y, sobre todo, el carrusel. Al igual que sucede con las atracciones feriales, este elemento sí que acepta mejor el «test de estrés» que suponen las limitaciones de aforo y la liturgia que tendrán que llevar a cabo sus responsables de desinfectar constantemente los cochecitos. Será el modelo Julio Verne, que ya ha rodado en la plaza en otras ocasiones y la intención es inaugurarlo el 14 de noviembre.

El trenecito saldrá de la calle Lauria y hará diferentes trayectos. La ambientación de la plaza se completará con el árbol y la decoración luminosa.

Por lo que respecta a los comerciantes, hay que recordar que el otro polo será la plaza de la Reina, donde se instalará otro árbol, así como el Belén municipal en los jardincitos junto a la catedral. La intención es celebrar también el mercadillo de Navidad -el ayuntamiento ha suspendido sus «paraetas»-, pero en esta ocasión trasladándolos a la nueva peatonalización de la plaza de San Agustín.