Los operarios del Ministerio de Transportes y de la Demarcación de Carreteras han iniciado ya los trabajos para limpiar y adecentar la rotonda de entrada a València desde Barcelona, sobre la que se alza la Torre Miramar, que ha estado abandonada y ha sido objeto de tantos actos vandálicos y pintadas desde que en 2009 fue inaugurada por José Luis Rodríguez Zapatero y Rita Barberá. De esta manera, se dan los primeros pasos para acabar con la imagen vergonzosa que se encuentran los valencianos y los visitantes que acceden a la capital valenciana por la V-21, con su coche.
Estos primeros trabajos van a consistir en arreglar o adecentar parte de los elementos de la rotonda como el estanque principal, la fuente rectangular y el paso subterráneo que hay en el entorno de la Torre de Miramar. Además, para garantizar la seguridad de los viandantes que frecuentan la zona se han cerrado los accesos.
Estas actuaciones, que corren a cargo del Ministerio, son el fruto de un convenio que han suscrito el Ayuntamiento de València y el órgano ministerial. También son el resultado del empeño personal del alcalde Joan Ribó quien en junio ya solicitó a la Demarcación de Carreteras realizar cerca de 50 actuaciones inmediatas para mejorar la utilidad, la accesibilidad y la seguridad de la rotonda y todo su entorno.
Igualmente, Ribó solicitó el cierre y la eliminación de los accesos subterráneos. El consistorio también pidió el desmontaje de las pasarelas inferiores de peatones, la habilitación de recorridos accesibles por el estanco principal, o la limpieza y eliminación de riesgos del recinto interior. Es decir, parte de las actuaciones que ahora se están haciendo fueron las acordadas en junio y ratificadas en julio por la Junta de Gobierno Local.
La Torre: más adelante
Una vez se ponga en valor la rotonda , se concretará el futuro de la Torre de Miramar, probablemente con otro convenio a dos bandas entre el Ministerio y el consistorio. En la actualidad esta estructura faraónica de 43 metros de altura, que costó 20 millones y nunca fue el mirador turístico que se pretendía, es una vergüenza para todos pues en sus instalaciones hay multitud de pintadas y de suciedad.
Gobierno y alcaldía ya han pactado la recepción de la rotonda y de la Torre de Miramar, una vez hayan sido totalmente reformadas y saneadas. Ribó además quiere ceder la explotación de la torre a una empresa previo pago de un canon, y convertir todo el entorno en un espacio único para practicar escalada, parkour, skate y patinaje, entre otros deportes de aventura y carácter urbano.
