En los últimos 500 años, la producción humana ha aumentado 17 veces más rápido que la población humana. Sin embargo, el número de personas que padece hambre no ha dejado de aumentar y ya supera los 828 millones de personas en todo el mundo. 

Actualmente, la producción de alimentos es suficiente para abastecer a toda la población mundial, pero las desigualdades que persisten entre países y dentro de los mismos impiden que estos lleguen de forma equitativa a todas las personas.

Bajo este marco, el Centro Mundial de València para la Alimentación Urbana Sostenible (Cemas) organizó ayer un encuentro en el Salón de Cristal del Ayuntamiento de València con pensadores, filósofos y expertos para reflexionar acerca de la importancia ética y moral de reeducarnos hacia sistemas alimentarios justos, sostenibles, sanos e inclusivos. En el acto participaron Marta Pedrajas, filósofa y economista experta en desarrollo y cooperación; Jean Baud, filósofo, hornero y conferenciante; Marcela Villarreal, directora de la División de Alianzas y Parteneariado de FAO; María Neira, directora del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS; Adela Cortina, filósofa experta en ética; y Luigi Ferrajoli, exjuez del Tribunal Supremo de Italia.

La apertura del acto estuvo a cargo del director del Cemas, Vicente Domingo, quien resaltó «el sentido ético de la alimentación». En este sentido, Domingo subrayó que «necesariamente debe haber un sentido ético en todas las áreas de la alimentación».

A continuación fue el turno del alcalde de València, Joan Ribó, quien destacó que «alimentar a las personas es una de las acciones que más ennoblece y dignifica». Asimismo, el primer edil señaló la necesidad de reflexionar el sistema alimentario desde un punto de vista ético y lamentó que «el fast food suele tener mejores precios que una alimentación basada en alimentos frescos».

Joan Ribó, durante su intervención en la jornada organizada por el Cemas. F. Calabuig

En este sentido, València ha apostado en los últimos años por fomentar una alimentación más sana y sostenible a través de diferentes iniciativas relacionadas con la alimentación de proximidad, el cultivo agroecológico, la soberanía alimentaria o el fomento de los huertos urbanos y escolares.

«Un problema moral»

El turno de ponencias empezó con la intervención de Marta Pedrajas, que puso el foco en los dos objetivos principales de la Agenda 2030: la lucha contra la pobreza y la erradicación del hambre. Pedrajas señaló que, pese a las declaraciones de intenciones, el número de personas que sufre hambre en el mundo sigue creciendo: «Es un problema moral, porque es lo que más afecta al ser humano para su desarrollo». Además, Pedrajas advirtió que, «al ritmo actual, no se va a cumplir el objetivo».

Marta Pedrajas, durante su intervención en la jornada organizada por el Cemas. F. Calabuig

Por su parte, Jean Baud, experto en la simbología del pan en todo el mundo, destacó la importancia de valorar los alimentos y animó a celebrar el pan como unión cultural y humana.

A continuación fue el turno de Marcela Villarreal, experta en la lucha contra el hambre a nivel mundial. Villarreal identificó tres factores que contribuyen al crecimiento de los índices de hambruna en todo el mundo: motivos económicos, el cambio climático y los conflictos. Asimismo, advirtió que todavía muchas mujeres tienen dificultades para acceder a alimentos en las zonas rurales: «Si las mujeres tuvieran el mismo acceso a los productos que los hombres, la cifra del hambre en el mundo bajaría en 150 millones de personas».

Marcela Villarreal, durante su intervención en la jornada organizada por el Cemas. F. Calabuig

Durante la siguiente intervención, Luigi Ferrajoli abogó por la creación de una ‘Constitución de la Tierra’ para hacer frente a la mayoría de los problemas actuales, que requieren de pactos y soluciones globales. Sin ello, según Ferrajoli, «la catástrofe es inevitable».

La directora del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS, María Neira, se conectó vía streaming desde Berlín —donde se realiza el Congreso Mundial de la Salud— para participar en una jornada en la que señaló la conexión entre la crisis alimentaria y el cambio climático. Así pues, Neira instó a «invertir en salud para combatir el cambio climático».

Por último, Adela Cortina cerró la jornada hablando sobre el «deber político» de acabar con el hambre y la pobreza extrema. «Cuando los deberes no se cumplen, estamos bajo mínimos de humanidad», señaló.